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Huracán

El Katrina obliga a Washington a revisar sus prioridades económicas

La catástrofe causada por el huracán Katrina en la costa del Golfo enfrenta a todos los poderes de Washington, ante una crisis sin precedentes que va a forzar un cambio de prioridades en la agenda legislativa, según declaraciones de un buen número de expertos y congresistas. Para empezar, los economistas e inversores empiezan a dar por segura una pausa en la subida de tipos por parte de Alan Greenspan.

Los refuerzos y la ayuda que llegaron coincidiendo con la visita del presidente George Bush al área devastada por el huracán Katrina sirvieron para evacuar el fin de semana a la mayor parte de los ciudadanos atrapados en las zonas de mayor peligro de Nueva Orleans y otras ciudades.

Ahora, la larga lista de prioridades de las autoridades incluye buscar a los últimos sobrevivientes, enterrar a los muertos (cuya cifra se desconoce aún), acomodar a los desplazados, reconstruir una zona de dimensiones similares a la de Gran Bretaña y la prevención de que los efectos de la crisis no se transformen en una recesión.

De acuerdo con las declaraciones de políticos y expertos de think tanks esto va a suponer una recomposición inmediata de la agenda económica y legislativa del país. Economistas como los de Merrill Lynch aseguran que 'sería un crítico error si los políticos terminan tratando a Katrina como si fuera un huracán más'. 'No se trata solo de reconstruir casas. Se trata de recomponer un daño extenso en uno de los centros de distribución más importantes del país y una crisis en las redes de transporte por no mencionar los efectos pendientes en los costes de la energía'. En UBS los expertos aseguran que 'la incertidumbre es ahora mayor por la vulnerabilidad del consumo a una fuerte subida de los precios de la energía'.

El presidente chino ha acordado cancelar una visita a EE UU prevista desde hacía meses

En Washington se empieza a considerar que pese al interés republicano, iniciativas como la eliminación del impuesto de sucesiones, uno de los platos fuertes de la apertura del curso legislativo, se pueden retrasar sine die. Además de cuestionarse su oportunidad económica, como la de la mayoría de los recortes fiscales que Bush quiere hacer indefinidos, los apoyos demócratas necesarios para estas propuestas republicanas se han volatilizado. Lobistas y congresistas han comentado este fin de semana que la reforma del Código Tributario, una de las prioridades de la segunda legislatura de Bush, puede ser menos ambiciosa de lo inicialmente esperado o quedar en el mismo limbo que la reforma de las pensiones.

Más ayuda en camino

De momento, la agenda del Congreso ha cambiado y se espera que en los próximos días empiecen las comparecencias de técnicos y responsables para analizar posibles soluciones a la subida de los costes de la energía y se contempla el estudio de una ley de estímulo económico. Tras aprobar una ayuda de emergencia de 10.500 millones de dólares, Bush prometió que ésta cantidad era sólo un primer paso.

El Gobierno de EE UU ha solicitado oficialmente a la Comisión Europea y a la Presidencia británica de la UE que envíen ayuda de emergencia para las víctimas del huracán Katrina. Estados Unidos también ha solicitado suministros de comida a la OTAN, y aceptado la oferta de Naciones Unidas.

Una portavoz de la Comisión ha señalado que la UE podría haber actuado antes si se hubiera solicitado su ayuda. El Gobierno español se ha puesto a disposición de la Comisión Europea y de la Presidencia británica para arbitrar la ayuda solicitada por EE UU. Además, Reino Unido, Alemania, España y Francia han dicho que están preparados para enviar cargueros petroleros a puertos estadounidenses dentro del plan de la Agencia Internacional de la Energía de enviar 30 millones de barriles de crudo y gasolina a EE UU durante el próximo mes.

Bush, que afronta una de las mayores crisis de su presidencia, ha dejado abierta su agenda para los próximos días y está tratando de recomponer una imagen, muy dañada por una opinión pública que ya desaprueba el curso de los acontecimientos en Irak. Incluso una crucial visita del presidente de china Hu Jintao, prevista desde hacía meses para esta semana, ha sido cancelada de común acuerdo por los dos gobiernos. La tardía respuesta de la Casa Blanca a la crisis y sus afirmaciones de que el desastre no era previsible cuando ingenieros y medios de comunicación llevan diciendo lo contrario durante décadas, ha desatado una ola de críticas. Hasta los más conservadores comentaristas de televisión como Bill O'Reilly de la Fox han arremetido contra la pasividad de Bush.

Con todo, los americanos parecen ser pacientes. En una encuesta de urgencia elaborada por The Washington Post el 2 de septiembre, el 46% aprueba la gestión de Bush en la crisis, mientras que el 47% cree que lo ha hecho mal. Los resultados están en línea con las pobres notas que los americanos daban a Bush antes de Katrina.

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