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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una decisión acertada

Telefónica fue la primera gran compañía española que puso en marcha planes de opciones sobre acciones, las conocidas stocks options. Era la segunda mitad de los noventa y la conocida como nueva economía campaba a sus anchas en muchas decisiones empresariales, con algunos aciertos y también enormes errores. Entre ellos, como luego se demostró, el de ligar los premios en la remuneración de los directivos -y, más tarde, también del resto de los trabajadores- directamente a la evolución en Bolsa de la acción de la empresa a corto plazo.

Aun dando por supuesto el empeño del beneficiario en la fortaleza industrial, comercial, laboral o financiera a largo plazo de la compañía, es humano que su interés estuviese más en el valor de la acción a corto plazo. Así se confundió crear valor para la compañía a largo plazo con un cortoplacista crear valor para la acción. El viento del estallido de la burbuja tecnológica, en marzo de 2000, se encargó de separar el grano de la paja, y esta política, promovida en Telefónica por el entonces presidente, Juan Villalonga, empezó a mostrar notables debilidades y a producir decepciones.

Estas razones, y el más elemental sentido común, hacen acertado el cambio que el actual presidente, César Alierta, va a dar a la política de sobresueldos a los ejecutivos. El programa 2005-2007 para 'potenciar la motivación y el compromiso' de los directivos estará ligado a 'la consecución de objetivos operativos, comerciales y financieros' y siempre con 'el interés específico de la sociedad' en el punto de mira. Lógicamente, éste coincide con el de los accionistas.

El programa, orientado a directores -unos 1.200 en el grupo- y que se extiende hasta el final de 2007, supone que los beneficiarios podrán cobrar hasta una anualidad extra completa si consiguen sus objetivos. Es en éstos, que por ahora no se han hecho públicos, donde la compañía debe afinar para que el atinado cambio de política dé su fruto. De la misma forma que debería incluir algún factor de fidelización que se prolongue más allá de la finalización del programa.

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