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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El aviso de un Portugal en llamas

Portugal seguía ayer arrasada por las llamas, después de que el país se reconociese incapaz de combatir el fuego por sus medios y lanzara una llamada de socorro a la Comisión Europea. Es el tercer año seguido en que el fuego arrasa amplias zonas del país y una treintena de incendios siguen activos en todo el territorio, algunos con focos descontrolados. Las 134.000 hectáreas de bosques, zonas agrícolas y enseres quemados en este nefasto verano se sumarán a las 1.469.117 hectáreas arrasadas por el fuego en suelo luso los últimos diez años. Un coste económico que supera lo admisible, al que se une la pérdida de vidas humanas. En lo que va de verano, al menos 13 personas fallecieron en Portugal como consecuencia de los incendios forestales, 10 de ellas bomberos.

Es un panorama desolador para un país pequeño y con una economía ya de por sí debilitada. El presidente luso, Jorge Sampaio, ha alertado sobre la extrema gravedad de la situación y ha hecho un llamamiento a la unidad nacional contra el fuego. Por eso cobra especial relevancia la solidaridad puesta en marcha por el Mecanismo Comunitario de Protección Civil, a través del que la Comisión ha coordinado la ayuda inmediata con medios técnicos y humanos de España, Alemania, Francia e Italia. La pregunta es si las autoridades lusas no han tardado demasiado en reconocer su falta de medios.

En España conocemos bien el enorme coste del fuego. Tras Portugal, es el país de la UE en el que más se ceba y amplias zonas siguen ardiendo también aquí. El periodo enero-agosto de este año ha sido el segundo peor del último decenio, tanto en número de grandes incendios como en superficie forestal quemada, 107.524 hectáreas. Sólo 2003 fue más catastrófico. Socorrer a la población y sofocar el fuego es la prioridad. Pero la base es la prevención, en la que se han dado pasos importantes, aunque no suficientes. Sólo con una reflexión profunda y un estudio a fondo de las causas se pondrá fin a tanta devastación. Un centro técnico especializado en cómo evolucionan los fuegos y, sobre todo, la mejor forma de prevenirlos se hace imprescindible.

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