Malos humos, malos tipos
Los villanos y los pobres fuman más en las películas
Atrás quedan los días de Humphrey Bogart y Lauren Bacall. Encender un cigarrillo ha dejado de ser un signo de glamour en el cine americano. Y también de éxito. Ahora sólo los malos y los personajes de posición humilde fuman en las películas, según un estudio recientemente publicado en EE UU.
'Que un actor aparezca fumando no es algo que ocurra por accidente. Debe tener un cigarrillo y un mechero a mano. Además, el cigarrillo debe tener una longitud realista en cada toma de la escena. Tiene que ir quemándose gradualmente. En otras palabras, rodar una secuencia con alguien fumando es engorroso', explica desde Nueva Jersey Karan Omidvari, doctor del Centro Médico Saint Michael y autor del informe Fumar en el cine contemporáneo americano.
Omidvari y su equipo han revisado la presencia del tabaco en las películas más taquilleras en los EE UU de los años noventa. Después de visionar casi 450 filmes, sus conclusiones son claras: 'las producciones americanas muestran un fumador que suele ser un varón blanco, que probablemente pertenece a un estatus socioeconómico bajo, no tiene éxito y es el villano de la historia'.
Para llegar a este dictamen, la investigación se ha centrado en los cinco principales personajes de cada película. En total, se han analizado 300 protagonistas masculinos y otros tantos femeninos. El resultado es una imagen muy distinta al, hasta ahora, estereotipo del fumador en el cine: 'un varón blanco, de clase media, que triunfa, es atractivo y, además, el héroe'.
Pero no sólo importa cómo es el personaje que da una calada. También es relevante quién paga la película. La presencia del tabaco es menor en las películas sufragadas por los grandes estudios (Warner Brothers, Universal, Sony, Fox, Buena Vista, MGM/UA, Paramount y Dreamworks) que en las realizadas por productoras independientes.
'Hollywood sólo muestra el tabaco en circunstancias muy particulares como, por ejemplo, a la hora de distinguir al protagonista del antagonista', indica Omidvari. 'En este aspecto, se comporta de una manera sutil'. Para el director de la investigación, 'se fuma en las partes donde se da algún tipo de conflicto, bien sea emocional o físico. Por eso se graba a los protagonistas con un cigarrillo tras las escenas de sexo o violencia'.
En su estudio, Omidvari sólo ha contabilizado historias realistas, es decir, aquellas que representan la misma época en que son rodadas. Así quedan fuera películas de ciencia ficción como El Quinto Elemento, las producciones de época como Titanic, los dibujos animados y aquellas historias que, como Smoke, tienen en el tabaco el motivo central de su trama.
Los más adictos
Ellos más que ellas. Los hombres suelen aparecer con un cigarrillo en la mano (25,5%) más a menudo que las mujeres (20,5%).La población blanca fuma igual que las minorías étnicas, salvo en las películas no recomendadas a menores de edad, donde lo hace más a menudo.Los pobres más que los ricos. A menor estatus socioeconómico, más se fuma. Para Omidvari esto es intencionado y se debe a que la gente de origen más humilde 'es más fácil de influenciar por el cine al estar menos educada'.Actores como John Travolta (Broken Arrow), Al Pacino (El abogado del diablo), Nicholas Cage (Cara a cara) o Alec Baldwin (Coacción a un jurado) son de los villanos más proclives a aparecer dando una calada.