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Tribuna
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La hija del pastor que puede reconstruir Alemania

El presidente alemán, Horst Köhler, ha comunicado su decisión de disolver el Bundestag y convocar elecciones anticipadas para el 18 de septiembre, aprobando la solicitud del canciller federal, Gerhard Schröder. La decisión final está ahora en manos del Tribunal Constitucional. Pocos esperan sin embargo una decisión en contra de las elecciones anticipadas.

Las encuestas pronostican una victoria de la coalición conservadora CDU-CSU liderada por Angela Merkel. Todas las miradas están centradas en esta hija de un pastor protestante, de 51 años, doctora en Física Química, que creció en Alemania del Este, donde vivió un tercio de su vida bajo el yugo de una de las dictaduras más represivas del bloque soviético. Es precisamente su condición de extranjera la que hace pensar que Merkel tiene las características necesarias para afrontar lo que son posiblemente los retos internacionales, sociales y económicos más importantes para Alemania desde la II Guerra Mundial: desempleo endémico (12%), cinco años de estancamiento económico, un Estado del bienestar en bancarrota, una UE falta de liderazgo y a la deriva, y unas relaciones maltrechas con EE UU.

Por su condición de atlanticista, liberal y pro europea, Merkel se sale de los moldes tradicionales. Sin embargo, pese a ser comparada con Margareth Thatcher, Merkel siempre enfatiza que ésta se opuso a la reunificación alemana, que es la razón de ser de su existencia política. Por un lado, Merkel no tiene los vínculos románticos con el modelo social alemán de muchos de sus contemporáneos y, por otro, su experiencia bajo un régimen totalitario la lleva a priorizar al individuo y las libertades por encima del papel del Estado y del modelo tradicional consensual de liderazgo. Es flexible y quiere aprender de los éxitos de países como Reino Unido (mercado laboral flexible), Europa del Este (reformas impositivas), y Escandinavia (la separación entre el mercado laboral y el sistema de seguridad social).

¿Qué cabría esperar de Merkel? Pese a ser considerada pro atlantista, no es predecible una revolución en la política exterior alemana. Aunque se pueden esperar mejores relaciones con EE UU y Reino Unido (Merkel apoyó la guerra de Irak), es muy posible que el cambio sea más de estilo que de sustancia. En los últimos días, Merkel ha viajado a Francia y ha dejado claro que el eje franco-alemán sigue siendo indispensable, aunque no suficiente. Esta es la relación más institucionalizada que tiene Alemania y, por tanto, va a seguir siendo clave. Sin embargo es realista esperar que esta relación sea menos exclusiva y que Alemania vuelva al modelo de construir nuevas alianzas con países más pequeños de la UE. Al mismo tiempo, Merkel se opone a la integración de Turquía en la UE (en contra de EE UU) y a la apertura anticipada del mercado laboral alemán a inmigrantes de los nuevos miembros de la UE.

Desde un punto de vista económico se plantea una acción concertada en varios frentes: reducción de la burocracia, fomento de la innovación, flexibilización del mercado laboral, reformas impositivas y del sistema de seguridad social, y reducción de los costes laborales. La creación de empleo es una de sus prioridades y se propone la reducción de los costes laborales no salariales. Para financiar esta reducción se plantea un aumento del IVA un 2%. Al mismo tiempo se propone reformar el mercado laboral para dar más flexibilidad a las compañías para despedir, y abandonar el modelo actual de fijación de salarios y de determinación de horas de trabajo.

También se quiere reformar el Estado del bienestar, reduciendo significativamente el personal de la oficina estatal de empleo para financiar una reforma del sistema de seguridad social. Se proyecta reformar el sistema impositivo luchando contra la evasión fiscal, restableciendo el impuesto de capitales para grandes ventas de acciones, reformando los tipos del impuesto sobre la renta y reduciendo el impuesto de sociedades a un 22%. El objetivo es reducir el déficit a menos del 3% en cuatro años y equilibrarlo para el año 2013.

Por último, se propone fomentar la innovación y la inversión eliminado los subsidios a sectores sin futuro, reduciendo los tramites burocráticos y relajando las reglas bancarias para facilitar el acceso al capital a las pequeñas empresas. En general, estas propuestas han sido bien recibidas por los empresarios, y la Bolsa ha subido un 9% desde el anuncio de Schröder.

La clave de su gestión vendrá marcada por el éxito de sus reformas económicas. Para ello tendrá que conseguir una dinámica reformista creíble que genere un nuevo clima de confianza. Durante los dos primeros años (posiblemente con el apoyo de los liberales) Merkel tendrá mayoría en las dos Cámaras legislativas.

Es de esperar por el bien de Alemania y de la UE que se cumplan las expectativas generadas de auténticas reformas que permitan a Alemania renovar sus estructuras económicas y reconstruir un modelo económico y social que vuelva a ser un referente para Europa y el mundo.

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