Los daños colaterales del escándalo Volkswagen
El escándalo en el que está inmerso Volkswagen (...) ha puesto en el punto de mira al sistema alemán de codeterminación en las relaciones industriales. También ha concentrado la atención en la cada vez más indefendible estructura de propiedad de la compañía más políticamente sensible de Alemania (...).
El sistema da a los empleados el derecho a formar un consejo representativo, que participa en el proceso de gestión en algunos temas. En compañías como Volkswagen (...) una junta supervisora controla las decisiones de la dirección (...).
Aunque hay pocas pruebas que sugieran que los incidentes son causa de la codeterminación, el escándalo provee una buena oportunidad para una revaloración crítica del sistema en el capitalismo germano actual.
El Estado de Baja-Sajonia es el mayor accionista de Volkswagen y controla dos asientos en la junta supervisora del fabricante de coches (...). Este incestuoso estado de cosas hizo que la Comisión Europea pusiera en marcha el año pasado un desafío legal contra la ley alemana que protege a Volkswagen de una absorción (...). Cuando el Estado sea forzado a entregar su acción de oro, o aún mejor, vender por completo su participación, Volkswagen podrá comenzar a comportarse -y ser tratada- como una compañía normal.