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A fondo

La hora de la verdad para el grupo Auna

Hoy se conocerá el auténtico valor de Auna. Los consorcios interesados en adquirir al segundo operador español de telecomunicaciones tienen hasta última hora del día para presentar sus ofertas vinculantes, ya sea por la totalidad del grupo o sólo por una de las partes: la fija o la móvil. Se esperan tres propuestas.

La primera, capitaneada por la compañía de capital riesgo Kohberg Kravis Roberts (KKR) en alianza con BC Partners y Goldman Sachs Private Equity, pujará por todo el negocio de Auna. La segunda, la integran los fondos Provindence, Permira, Carlyle y Blackstone, y sólo se interesa por Amena. Está prevista una tercera propuesta formulada por estas cuatro firmas de capital riesgo a las que se suma Ono, que pujarán exclusivamente por el negocio del cable.

Los contendientes han guardado un mutismo absoluto sobre la cuantía de su apuesta, pero parece que no alcanzarán los 13.000 millones exigidos por los principales accionistas de la operadora -Grupo Santander, Endesa y Unión Fenosa-. Incluso hay quienes especulan con que las ofertas bajen hasta los 11.000 millones, por el fijo y el móvil, tras el proceso de due dilligence (auditoría) de la operadora, en el que además habría aflorado más deuda de la inicialmente prevista.

La cuantía de las ofertas que han trascendido en los últimos días aumenta las distancias entre las aspiraciones de los accionistas y la apuesta de los ofertantes

Otro elemento que alimenta las dudas de los compradores es el descubrimiento de la abultada estructura directiva y de personal de la operadora, según apuntan fuentes conocedoras de la negociación.

Los posibles compradores, con exclusión de Ono, son conscientes del papel de intermediarios que juegan en esta compra, añaden las citadas fuentes. Su función a corto plazo, dicen, es 'sanear la compañía antes de venderla a uno de los grandes operadores europeos', entre los que todo el mundo destaca a la francesa Orange, filial móvil de France Télécom.

A la vista de la diferencia entre la cantidad deseada por los accionistas y el valor de la compañía que manejan los compradores, tampoco se descarta que los socios de Auna decidan rechazar las ofertas y busquen otra estrategia para llevar a cabo una desinversión en el sector de telecomunicaciones que los tres tienen decidida.

Otra alternativa es que decidan vender únicamente el negocio de telefonía fija, con la intención de crear un único operador de cable en todo el territorio nacional junto con la compañía que preside Eugenio Galdón. Ono y sus aliados de capital riesgo parecen dispuestos a ofrecer 2.650 millones de euros por Auna Telecomunicaciones, mientras Providence, Carlyle, Blackstone y Permira barajan una cifra de unos 8.000 millones por Amena, la filial de telefonía móvil, que es considerada la joya de la corona del segundo operador español. Amena tiene beneficios y por ello no da tantos dolores de cabeza.

Las últimas operaciones entre los socios de Auna se han cruzado a niveles entre los 8.000 y los 8.500 millones por el 100% del capital del grupo (sin contar por tanto la deuda). Parece imposible que los socios de referencia estén dispuestos a vender con una valoración de los fondos propios que sea muy inferior a esa cifra.

Tanto si se coloca sólo la parte fija de Auna como si se aborta la operación de desinversión total, en los últimos días ha ganado fuerza la posibilidad de que el Banco Santander, y las eléctricas Endesa y Unión Fenosa resuciten la idea de sacar a Bolsa la operadora como forma alternativa de rentabilizar su inversión.

Otras fuentes aseguran que en caso de que finalmente no se concrete la venta nos encontraríamos ante un panorama que tiene ciertas similitudes con el caso de Antena 3 cuando su propietario en aquel momento, Telefónica, intentó venderla hace dos años. Ante las dificultades de los compradores para pagar la cantidad exigida, finalmente se recurrió a la venta de un paquete más reducido que entregaba la gestión y a una colocación en Bolsa.

En esa posible OPV, saldría al mercado una parte significativa del capital de Auna, pero los propietarios mantendrían posiciones relevantes en el grupo. Y si se repitiera el caso de Antena 3, en que la acción se ha revalorizado, los accionistas podrían recuperar más tarde el dinero que ahora dejarían de ganar.

A favor de dilatar la venta también juega que ni a Endesa ni al banco Santander les urge tanto la operación. La primera ya no necesita el dinero para pujar por la eléctrica italiana Edison, que finalmente ha caído en manos de æpermil;lectricité de France, y la entidad que preside Emilio Botín parece haber digerido sin problemas la compra del banco británico Abbey National.

El proceso de venta del segundo operador de telecomunicaciones se ha convertido en un culebrón casi tan dilatado como su propia existencia y se ha transformado en uno de los elementos que más ha lastrado la liberalización de las telecomunicaciones en España.

A lo largo del camino algunos postores han quedado en la cuneta. Tal es el caso de Apax Partner, CVC Capital Partners y Cinven, que decidieron descolgarse a última hora, tras no ponerse de acuerdo entre sí en la oferta.

Este proceso eterno de venta ha lastrado en gran medida los planes de expansión de Auna en el despliegue de las redes y la puesta en marcha del servicio de cable en las demarcaciones donde tiene licencia exclusiva. La escasa penetración de esta alternativa al servicio de Telefónica en Madrid y en Barcelona ha limitado en gran medida la percepción por los usuarios españoles de los beneficios de la liberalización y la competencia en este sector.

La posición competitiva de su filial de telefonía móvil ha resistido mejor el eterno impás que supone el proceso de venta. No obstante, durante el último año también Amena ha dado muestras de sentirse afectada por la situación. La distancia en cuota de mercado en relación con Vodafone ha crecido de forma alarmante en 2004.

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