_
_
_
_
_
CincoSentidos

Los judíos salvados en Madrid

Más de 30.000 judíos centroeuropeos perseguidos por los nazis fueron trasladados desde España a lugares seguros como Lisboa y Gibraltar, dentro de una operación organizada por los servicios de espionaje británicos. 'Esta es ante todo una historia de familia', explicó Patricia Martínez de Vicente, autora de Embassy y la inteligencia de Mambrú. La historia acaba de salir a la luz, gracias a la investigación realizada en los extensos archivos de la Public Record Office londinense y también a través de información recabada por su padre, Eduardo Martínez Vázquez, médico de la embajada británica en Madrid a principios de los años 40.

'La iniciativa fue del Gobierno británico que por órdenes específicas de Churchill envió sus agentes a Madrid con el objetivo de organizar los detalles del rescate de estos refugiados', señaló en la sede del Instituto Cervantes en Londres. 'En total, la misión fue coordinada por 164 miembros de los distintos servicios secretos'. Nada extraño, ya que el primer ministro británico era un defensor de la causa judía.

Eduardo Martínez, en su calidad de médico diplomático, emitía certificados de defunción de los judíos que habían sido liberados de manos de la policía franquista, generalmente de la cárcel de Figueras, tras su paso por la frontera con Francia. Acto seguido, el funcionario de la embajada David Thompson proporcionaba a estos difuntos un nuevo carnet con una identidad falsa que ocultaba sus orígenes judíos. El mismo Martínez se vio obligado a huir de España a Inglaterra antes de que terminase la contienda mundial, 'no por ser perseguido por el régimen de Franco, sino por la Gestapo, que ejercía una enorme influencia en los ministerios de Interior y Guerra', afirmó su hija.

Los planes se urdieron en el madrileño salón de té Embassy, en el Paseo de la Castellana, fundado en 1931 por la irlandesa Margarita Taylor. 'En la calle había unos coches aparcados, junto a una entrada que daba acceso a través de la cocina al piso de arriba', dijo Martínez. 'Utilizaban coches diplomáticos y en ocasiones ambulancias, y así no levantaban las sospechas de la Guardia Civil'. Los que iban a escabullirse recibían ropa nueva antes de bajar a la calle, a fin de no provocar las miradas curiosas de la alta burguesía del barrio de Salamanca.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_