La AIE advierte que el actual precio del crudo es un riesgo para la economía mundial
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha advertido hoy de que el actual nivel de precios del petróleo supone un riesgo significativo para la economía mundial y ha pedido acciones rápidas, empezando por pedir a los países productores que pongan más crudo en el mercado.
"Hoy todo el mundo reconoce que el riesgo para la economía mundial es significativo", señaló en una declaración el director ejecutivo de la AIE, Claude Mandil, tras recordar que el barril de petróleo ha llegado a 60 dólares y "posiblemente no se parará allí".
Mandil ha subrayado que "hay que poner más petróleo en el mercado", y que la decisión está "principalmente" en las manos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Dijo no compartir la posición de algunos de los miembros del cártel petrolero que han sugerido que el problema no es de escasez de crudo, sino de falta de capacidades de refino porque en tiempos de incertidumbre es útil tener más reservas comerciales.
Aumento de la inversión
El responsable de la Agencia ha admitido, no obstante, que se necesita aumentar la inversión para incrementar la capacidad de exploración y de refinado de bruto, y que para estimularla "todos los gobiernos pueden tomar medidas inmediatas para mejorar el atractivo de la inversión en el sector petrolero".
Mandil ha considerado también que la demanda tiene que reaccionar a las señales de precios, y que para ello los Gobiernos deben implementar con urgencia las medidas de eficiencia energética a las que se comprometieron sus países miembros el mes pasado.
Ha insistido en que la reacción ante la situación actual de precios es "lenta" y que "si no llega pronto, con el impulso de los gobiernos cuando se necesita, vendrá más tarde y será más dolorosa".
La AIE atribuye la escalada de precios a una conjunción de
factores, como la falta de capacidad suplementaria disponible en la producción de petróleo, el refinado y las infraestructuras de transporte.
También lo atribuyó al tirón de la demanda en los países emergentes, la "aparente insensibilidad de los consumidores a la señal de los precios" y a incertidumbres climatológicas y políticos, en alusión a situaciones como las que Irán, Irak, Venezuela y Nigeria.