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CincoSentidos

Nadal, fuera de su hábitat

Rafa Nadal ha llegado a Londres sin hacer ruido. La victoria en Roland Garros no le basta al jugador de Manacor para estar en el grupo de aspirantes a ganar Wimbledon, el torneo de tenis más antiguo del mundo, que desde hoy y hasta el próximo 3 de julio se disputa en la catedral de este deporte, el mítico All England Club.

El juego de saque y volea que impone un partido sobre hierba no encaja con el estilo de juego de los tenistas españoles, que tienen en la tierra batida, una superficie que alarga los puntos, su hábitat natural. El áurea de invencibilidad con la que salió Nadal de París se esfumó de golpe en el primer partido que jugó en hierba. Fue en el torneo de Halle (Alemania) y Nadal cayó en primera ronda frente a un jugador del montón, Alexandre Waske. Desde esta derrota, Nadal se ha estado entrenando en su casa de Manacor, en una pista de hierba artificial que ha hecho construir sólo para esta ocasión.

A pesar de las dificultades de esta superficie, Nadal tiene talento de sobra para hacerlo bien en Wimbledon. De hecho, el pasado año ya superó la tercera ronda con tan sólo 17 años, algo que sólo había conseguido Boris Becker en 1985, año en el que se convirtió en el ganador más joven de la historia del torneo. Entre los jugadores españoles sólo dos han logrado vencer en Londres: Manuel Santana (1966) y Conchita Martínez (1994).

El gran favorito en todas las apuestas dentro de la categoría masculina es el número uno del mundo, Roger Federer. De hacerse con la victoria en esta edición, el tenista suizo sumaría su tercer Wimbledon consecutivo. Entre sus rivales destacan dos hombres con un terrorífico saque: el estadounidense Andy Roddick y el australiano Marck Philippousis, que ya se enfrentaron a Federer en las finales de 2004 y 2003, respectivamente.

Por su parte, en el cuadro femenino la gran incógnita es saber qué hará María Sharapova. Rusa de nacimiento, aunque criada tenísticamente en Florida (EE UU), este nuevo icono publicitario dio la sorpresa el pasado año al romper la férrea hegemonía que las hermanas Williams (Venus y Serena) habían impuesto en el torneo.

Aparte de la gloria deportiva, Wimbledon llena los bolsillos de sus héroes. Lejos ya de la primera edición, que se disputó en 1877 (las mujeres se incorporaron en 1884), el All England Club se ha convertido en una máquina de hacer dinero. Esta bonanza le permite destinar 15,1 millones de euros a premios. El ganador en hombres se embolsará 949.510 euros. En mujeres la recompensa alcanza los 904.295 euros.

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