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CincoSentidos

Fe que mueve millones

Los estadounidenses no solo tienen muy presente su fe sino que además están más dispuestos que los ciudadanos de otros países industrializados a que los líderes de sus iglesias influyan en asuntos de Estado. Una reciente encuesta de AP/Ipsos deja claro que el 37% es eso lo que quiere mientras este porcentaje cae al 17% en España y al 12% en Francia. Para el 86% de los americanos, la religión es importante en su vida personal. Con esos porcentajes no resulta difícil entender la creciente influencia de las creencias religiosas en la educación y la política, expresada a través de opciones conservadoras. Pero no sólo.

El peso, sobre todo, de iglesias cristianas como la evangélica, nacidas del protestantismo, y otros grupos de inspiración religiosa va más allá y se han convertido en una importante fuerza social con poder para influir en decisiones sociales y empresariales, en unos casos, y conseguir, en otros, convertirse ellas mismas en importantes negocios.

Una de las asociaciones con mayor fuerza social es la American Family Association (AFA). Fundada y presidida por el ministro metodista Donald Wildmon, sus 2,25 millones de miembros dicen defender los valores familiares tradicionales.

Una megaiglesia tiene 500 empleados y mueve 48 millones de dólares

Boicot a marcas

La AFA ha conseguido que el fabricante de cosméticos Mary Kay renuncie al mejor espacio comercial para sus productos, los intermedios de Mujeres desesperadas, la serie de televisión más popular. Lowe's, Tyson Foods y Kellogg's cedieron antes y retiraron sus anuncios de la serie en la que se habla de infidelidades y se ridiculiza a quienes creen que la homosexualidad es una enfermedad que se cura.

Los seguidores de Wildmon han criticado también a Procter & Gamble y durante nueve años ha boicoteado a Disney por conceder beneficios familiares a las parejas del mismo sexo de sus trabajadores y permitir que en sus parques se celebrase un gay day. El boicot continua con Ford por motivos similares.

La fuerza de estos grupos se mide con la de las también poderosas asociaciones de defensa de valores, que están al otro lado de su espectro, y el choque más violento se produce en el tratamiento social de la homosexualidad. Además de P&G, Kraft y Microsoft se han visto envueltos en estas disputas.

Pero más allá de ser una fuerza social influyente, las propias iglesias, especialmente las evangélicas, se han convertido en empresas en sí mismas. Porque sólo con una aproximación empresarial en la que se mezcla el marketing, la gestión financiera y de recursos humanos, se pueden gestionar las comunidades religiosas que dirigen lo que ya no es la iglesia del pueblo sino las megachurches, grandes complejos religiosos en las que el liderazgo del pastor es comparable a la de un motivador consejero delegado y en las que las instalaciones son una suerte de centro comercial (con cafeterías, librerías y salas de cine) y parque temático junto en las que el sermón y el entretenimiento van de la mano.

La mayoría de estas iglesias atraen a desencantados de otras confesiones y a personas con problemas a los que se les ofrece ayuda para encarrilar su vida familiar o profesionales. Los pastores se adaptan a las necesidades personales y sociales de sus fieles por que el evangelismo, al carecer de jerarquía, permite una calculada flexibilidad para ello.

Una de estas megaiglesias es la del pastor Bill Hybels, fundador de la comunidad Willow Creek, en el estado de Illinois, una congregación que en 1975 ofreció su primer servicio a 125 personas y que ahora congrega a 17.500 los fines de semana y entre 6.000 y 7.000 en los días laborables.

Consultoría profesional

Greg Hawkins, con su MBA de Stanford y su experiencia en McKinsey, gestiona esta iglesia, que emplea a 500 personas y tiene un presupuestos de 48 millones de dólares.

Muchos de los ingresos vienen de las donaciones, cuyas captaciones está altamente profesionalizadas y para las que se utilizan consultoras ad hoc . Algo más de un tercio del presupuesto de Willow Creek llega de las conferencias que se organizan por otro MBA, de Harvard Business School, Jim Mellado, quien dirige una suerte de brazo consultor de esta congregación que vende sus servicios y experiencia en marketing y gestión a otras iglesias. Mellado es autor de un libro que figura en las bibliotecas de muchos pastores: Cómo cambiar su iglesia (sin acabar con ella).

Si Mellado es un consultor interno, también los hay externos como el doctor John Vaughan, de Church Growth Today. Vaughan es un estudioso del crecimiento de estas congregaciones y ofrece estudios sobre proyecciones de futuro, problemas de negocio, y retos de gestión a cambio de minutas similares a la de cualquier experto.

Sus estudios apuntan a que si en los ochenta había 50 megachurches en EE UU, este número es ya cercano a las 900.

Música y literatura evangelizadora en las listas de superventas

Los pastores ya no son vendedores de Biblias. Parte del dinero del que viven las iglesias proviene de los negocios de entretenimiento y alternativas culturales que proporcionan, y entre ellos la música y literatura, medios que además logran un efecto multiplicador en la evangelización.La producción de libros es extensa (muchos de ellos de gestión empresarial) y hay casos de éxito arrollador como Una vida con propósito del pastor baptista Rick Warren. De este libro se han vendido ya 25 millones de ejemplares en EE UU. Publicado en octubre de 2002, aún es el tercer libro más vendido en lo que va de 2005 en la cadena Barnes & Noble, la mayor librería del país. Left Behind, una serie de novelas de tinte apocalíptico, ha vendido 60 millones de copias.En éxito de la música es un hecho. Según datos de 2004 de la Gospel Music Association, las ventas han crecido más de un 80% en los últimos 10 años (ya son 700 millones de dólares) y aunque su distribución se hacía antes en las tiendas cristianas, muchas de ellas en megachurches, en las no cristianas el negocio se ha duplicado en cinco años.Solo en 2004 supuso el 6% del total de la música vendida, lo mismo que el jazz y la clásica junta, y más que la latina. El rock cristiano, hecho por grupos con estética y producción similar a la de roqueros sin afiliación religiosa, ha crecido desde 1995 un 125,5%.Las televisores y radios favorecen el crecimiento de esta música de lírica alejada de la de los grupos seculares pero a los que cada vez se parecen más. Tanto que Christian Music Planet, una revista con ventas de 150.000 ejemplares, ha hecho una larga lista con grupos para reemplazar 'lo secular con lo sagrado'. A quien le guste Aerosmith le sugieren Petra o sustituir The Beatles por PFR. 'Y comparte esta música espiritual con tus amigos no cristianos', aconsejan.

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