Terra aprueba con críticas su fusión con Telefónica
Por 18 millones de pesetas yo creo que me tiene que permitir este pataleo'. Esa fue la respuesta de un accionista de Terra apellidado Vallés Armengol a Kim Faura, presidente de la compañía, cuando éste le recordó que se estaba excediendo de los cinco minutos de que disponía para su intervención en el turno de preguntas. Vallés, que aparentaba unos 60 años, iba vestido con una americana beige, un pantalón algo más oscuro y una camisa a cuadros. 'No me importa reconocer que he perdido 18 millones de pesetas con mi inversión, lo hice porque creí que estaba respaldada por Telefónica', contó, antes de considerar que el accionista de Terra era culpable de lo ocurrido con la compañía: 'Somos culpables de no haber gritado suficiente y haber sido demasiado correctos'. Ayer durante la junta tampoco se vivieron momentos tensos a pesar de que se escucharon con frecuencia gritos de 'estafadores' y se calificó la operación de 'expolio' y 'expropiación'.
La intervención de Vallés fue una de las 25 que realizaron los accionistas minoritarios durante la junta celebrada en el Palau Sant Jordi de Barcelona. En ella se aprobó, tal y como estaba previsto, la fusión entre Terra y Telefónica, su principal accionista con el 75,87% del capital, mediante la absorción de Terra por parte de Telefónica. En la práctica, el canje de acciones (dos de Telefónica por nueve de Terra) supone valorar la acción de la filial de Internet a 2,98 euros con un dividendo extraordinario de 0,60. La fusión fue aprobada también por la junta de Telefónica el pasado martes.
La junta de ayer se convirtió así en la escenificación del derecho al pataleo de los accionistas minoritarios, que poseen el 24,03% del capital. Sus intervenciones duraron 1 hora y 45 minutos. En total, 105 minutos en los que el consejo tuvo que escuchar 24 quejas y un halago, por parte de Paul Leary, director financiero del fondo Centaurus Alpha Capital, que tiene un 1% del capital comprado cuando la acción ya había caído y que les agradeció la mejora de la valoración que supone el reparto del dividendo.
Durante los años que ha durado el declive de Terra muchos se han preguntado quién había podido comprar acciones a 150 euros. Ayer se le pudo poner nombre y apellido a uno de ellos. Se trataba de una jubilada, Julia Panadero, que protagonizó una breve intervención. Visiblemente nerviosa y alterada se autodefinió como analfabeta y dijo haber comprado acciones por valor de un millón de pesetas cuando cotizaban a 150 euros. 'En el banco me dijeron que había que comprar, pero no me las consiguieron al principio y yo las compré después porque creí que si todo el mundo lo hacía tenía que ser un buen negocio', explicó.
Por su parte, Julian de Fabián, presidente de la asociación Accter.com, explicó a los accionistas durante su intervención que para votar negativamente tenían que levantarse y hacérselo constar expresamente al notario presente en la sala. Una advertencia sorprendente, porque se supone que los asistentes deberían conocer el funcionamiento del acto, pero que enseguida surtió efecto. Al final de la junta el notario cifró en 135 accionistas los que habían dado su voto negativo a la fusión, pero explicó que las acciones que éstos representaban no estarían contabilizadas hasta dentro de un mes.
Otros accionistas pidieron explicaciones al consejo sobre el motivo de haber evitado la opa de exclusión, la falta de independencia de los consejeros independientes y el hecho de que Telefónica hubiera empezado a comercializar ADSL quitándole, a su juicio, el negocio a Terra. Kim Faura, que recibió abucheos durante su discurso, aseguró que el consejo había defendido los intereses del accionista, que la fusión era 'un imperativo estratégico' y puso como ejemplo de este tipo de operaciones la fusión de France Télécom con Wanadoo y la de Deutsche Telecom con T-Online.
En la sala estaba presente o representado el 80,33% del capital de la compañía: el 75,87% perteneciente a Telefónica, y un 4,46% a minoritarios, que incluye el 1% de Centaurus Alpha.
Fin a cinco años de descenso
Terra salió a bolsa a través de una oferta pública de venta de acciones el 17 de noviembre de 1999 a un precio para minoristas de 11,81 euros. Ese mismo día su cotización subió un 213,3%. Apenas tres meses más tarde, el 14 de febrero de 2000, alcanzó a lo largo del día los 157 euros, su precio máximo. Desde ese momento la acción fue perdiendo valor poco a poco, hasta que en junio de 2003 Telefónica lanzó una opa a 5,25 euros. La desaparición bursátil de Terra llega después de haber cerrado en 2004 su primer ejercicio con beneficio neto, concretamente de 164 millones.