Optimismo a prueba de cifras
La vida es un 10% lo que haces de ella y un 90% como te lo tomes'. La cita, correspondiente a un escritor llamado William James, suena un tanto a lugar común, pero como tantos otros lugares comunes puede ser perfectamente aplicado al mercado de valores. No se trata de lo que pase con las cifras, sino de lo que haga el mercado con ellas. Ayer se entusiasmó con el dato de gestores de compras de Estados Unidos pues, aunque dio señales de enfriamiento de la actividad, mostró caídas en los precios.
Hay quien dice que los refranes, o más bien la aplicación de éstos, ha sido durante siglos la forma de expresar puntos de vista inteligentes por parte de personas que, por su escasa formación, no disponían de la capacidad lingüística para hacerlo con premisas y conclusiones. Continuando con el juego de las analogías, quien no tenga a mano las herramientas y los conocimientos de los analistas, bien hará en guiarse por esta otra sabiduría popular, que suelen atesorar los viejos del parqué y que tan bien habría venido, en los últimos años, a los no tan viejos.
Así que, más allá del hecho, cierto, de que el indicador ISM conocido ayer supone rebajar la presión sobre la Reserva Federal y sugiere que el nivel de tipos de equilibrio -donde Greenspan dirá basta- está más bajo de donde el mercado pensaba, no es menos cierto que la Bolsa ha reaccionado con fuertes alzas porque ha querido. O porque estaba predispuesta para ello. O porque el sentimiento era positivo. En definitiva, por ese 90% que consiste en cómo el mercado se toma las cosas.
También por ese optimismo, remediable y reversible, del mercado actual, otros aspectos están pasando a un segundo plano. En todo caso, el inversor parece haber optado por el carpe diem. Ya tendrá tiempo, y motivos, para preocuparse, que mientras la Bolsa suba, prefiere hacer dinero.