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Secretos de despacho

Congresos a orillas del mar

El despacho de Jesús Álvarez tiene una ubicación de la que muy pocos directivos que trabajan en grandes ciudades pueden presumir: está a 100 metros de la playa, en una de las esquinas del edificio del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB). Para Álvarez el detalle es especialmente significativo, porque le encanta el mar. El CCIB se construyó para albergar los encuentros del Fórum celebrado el año pasado y desde noviembre acoge congresos, convenciones y grandes reuniones empresariales de hasta 15.000 personas.

Álvarez dirige GL Events España, la firma encargada de gestionar el edificio, y tiene a su cargo una plantilla de 100 personas que se amplía hasta 500 durante el montaje, celebración y desmontaje de un gran evento.

El despacho de Álvarez respira modernidad por los cuatro costados. Dos de las paredes son de cristal y una enorme viga atraviesa una de ellas diagonalmente. Hay directivos que apenas reparan en el espacio en que les toca trabajar. No es el caso del director del CCIB que asegura que ha tenido 'bastante intervención' en el diseño de su lugar de trabajo. 'Para mí es muy importante, porque hay días que paso aquí entre 12 y 14 horas'. Todo es de cuero negro, cristal o madera gris. Las paredes, también grises. No hay cuadros, fotografías, ni objetos personales. 'En nuestra empresa hay una cultura de no poner nada en las paredes, despachos con mucho cristal, todo abierto, para que la gente se atreva a entrar', explica. Asegura que intenta que la forma de relacionarse con sus empleados sea muy organizada, pero nada formalista ni protocolaria.

El director del CCIB necesita orden para trabajar, 'por la mañana cuando llego necesito que esté todo en su sitio, me da fuerza, me permite empezar el día bien', explica. Encima de la mesa apenas se amontonan unos cuantos papeles, 'los estrictamente necesarios, hoy en día todo se hace por e-mail y sólo se guarda lo que está firmado'.

Álvarez tiene al hablar un acento que despista. A pesar de su apellido y de emplear el español con toda corrección en alguna ocasión parece que no sea de aquí. Nació en París en 1952, hijo de padres de Valladolid, que tras la guerra civil emigraron a Barcelona y después a Francia. En París estudió económicas y tras vivir nueve años en Suiza, llegó a España en 1989, para casarse con una vallisoletana. Desde entonces trabaja en Barcelona. 'Muchas veces digo que soy europeo, supongo que es por mi historia personal pero no tengo sentimiento de pertenencia a un sitio concreto'.

Álvarez conoce ampliamente la cultura empresarial de tres países (Francia, Suiza y España) y afirma que en España hay poca movilidad laboral, que achaca no sólo a un problema cultural sino a una historia concreta del desarrollo económico, 'tradicionalmente no ha habido multinacionales españolas que tuvieran filiales en el extranjero, no como las americanas que lo primero que hacen es salir fuera'.

En cuanto a los hábitos y horarios laborales de los diferentes países asegura que marca más la cultura de la empresa que el país, aunque reconoce que los horarios españoles son difíciles de entender fuera, 'es difícil de explicar a un americano que vuelves de comer a las cuatro y media o a las cinco'.

Por el tipo de trabajo que se desarrolla en el CCIB los horarios se pueden alargar mucho, sobre todo durante la preparación de un evento. 'Muchas veces salgo del despacho y cuando veo la cantidad de gente que queda a las once de la noche les digo venga, marchaos, que tenéis mujeres, maridos, hijos'. Álvarez asegura que en el Centro de Convenciones pesa mucho la responsabilidad de ser un centro representativo para Barcelona, 'es una vitrina, tenemos que hacerlo bien'. Desde noviembre se han celebrado 62 convenciones y reuniones de empresa para 65.000 personas.

En el plazo de unos años, el entorno que rodea al edificio del CCIB mejorara muchísimo a juicio de Álvarez, 'está prevista la construcción de un centro de buceo y de un nuevo zoológico'. Una suerte para un aficionado al buceo como él, 'lo practico en cuanto puedo, este verano en el Mar Rojo y el invierno pasado en Honduras'.

Cuando el CCIB se viste para la ocasión

En el marco de líneas simples y simplicidad que reina en el despacho de Jesús Álvarez, director del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona, destaca un monitor que proyecta continuamente imágenes tomadas durante los eventos que se han organizado en el edificio. Uno de los primeros fue una reunión para los comerciales de Toyota, en la que actuó Withney Houston. Para Álvarez, el monitor es una buena herramienta para transmitir qué hacen. 'Tenemos que explicar que somos algo más que vendedores de metros cuadrados, facilitamos que la gente se reúna', explica, ' y mostrar cómo queda el centro cuando lo preparamos para cada evento es la mejor manera'. A pesar del monitor, Álvarez pocas veces se implica en la comercialización del edificio como lugar ideal para llevar a cabo convenciones y reuniones de empresa. 'Sólo intervengo cuando hay un problema, aunque la verdad es que no me importa hacerlo porque me gusta la negociación', dice.

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