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José Antonio Griñán

'El Estado no puede financiarse con los restos de las comunidades'

José Antonio Griñán une su experiencia como ministro de Trabajo y de Sanidad en la época de Felipe González con la de consejero de Hacienda de Andalucía en el actual gobierno de Manuel Chaves. Una trayectoria que le permite ver el debate territorial desde diferentes perspectivas.

Pregunta ¿Qué le parece la propuesta de la Generalitat catalana de recaudar y gestionar todos los impuestos y donar al máximo el 50% al Estado?

Respuesta En primer lugar, no tiene carácter oficial. De momento, sólo es un modelo a incluir en la reforma de su estatuto autonómico, aún por definir. En segundo lugar, el sistema de financiación actual cuenta con el consenso de todas las comunidades. Por tanto, las modificaciones y ajustes a realizar deben formularse con el consenso de todas en el Consejo de Política Fiscal y Financiera.

'Coincido con Cataluña en que queremos más autonomía fiscal'

En tercer lugar, coincido con algunos de los planteamientos que hace Cataluña, como que queremos más autonomía financiera y corresponsabilidad fiscal. Por tanto, hay un terreno muy amplio para avanzar. El avance debe establecerse, como es lógico, con arreglo al principio de solidaridad, que, en mi opinión, debe expresarse con las políticas de nivelación para que los servicios públicos que se prestan en cada comunidad sean del mismo nivel.

P ¿Y el papel del Gobierno central?

R El Estado, el Gobierno central, es un elemento fundamental en la definición de cualquier sistema. El Estado no puede financiarse con los residuos o restos de las comunidades. El Estado central debe tener su propia capacidad y potencia fiscal y sus propias figuras tributarias.

P ¿Las comunidades necesitan mayor capacidad normativa sobre impuestos, más recursos del Estado o ambas cosas?

R A mí me gusta el sistema alemán de tributos compartidos, pero eso requiere mucha lealtad institucional, tanto en la fijación de los tributos, de común acuerdo, como en las vías de fiscalización y recaudación. Exige, por ejemplo, agencias tributarias coparticipadas o concertadas en las comunidades, y una reforma del Senado para que sea una cámara de verdad, de representación territorial donde podamos aprobar normas que afectan a las financiación de todas las administraciones, de común acuerdo. Porque hay que pensar en el ciudadano, que es lo primero. No es bueno que éste tenga una ventanilla en el Estado, otra en la comunidad, otra en el ayuntamiento, deba pagar un impuesto aquí y otro allá. Por eso, creo en un sistema de armonizado de tributos compartidos, con una cogestión de los órganos tributarios.

P Pero ya hay tributos compartidos...

R Sí, pero hay un problema: la capacidad normativa es básicamente del Estado. En segundo término, la Agencia Tributaria es un órgano muy centralizado. Podemos hablar de más figuras impositivas propias para las comunidades, pero siempre que no se produzca doble imposición. Hay que tener cuidado cuando hablamos de espacios tributarios propios. Deben existir, pero sin gravar doblemente una misma fuente.

P ¿Se trataría de mejorar la participación de las comunidades en el IRPF?

R Bueno. En Alemania, son los länder (estados federados) los que recaudan más por IRPF e IVA. Y la capacidad normativa sobre estos tributos se establece siempre con la aprobación del Bundesrat (Senado), la cámara de representación territorial. No me parece mal este modelo. Puede ser ese o algo parecido. Con todo, no es bueno que hagamos una fractura tal en el sistema tributario que al ciudadano lo volvamos loco, y que se rompan, además, los principios básicos de armonización fiscal de un país que tiene que competir en mercados muy abiertos. Debemos buscar una cierta armonización con la Unión Europea.

P ¿Se pueden poner límites a la solidaridad interterritorial?

R La solidaridad es algo sobre todo interpersonal. El que más tiene debe pagar más impuestos, el que menos tiene debe pagar menos y recibir más atención de los poderes públicos, con independencia de donde viva. Luego tiene que existir una nivelación entre comunidades, que atienda al volumen de población básicamente, de tal manera que los servicios que se presten en cada territorio tengan un nivel similar.

P ¿La Conferencia de Presidentes es el marco adecuado para abordar la financiación?

R No sé si en la Conferencia de Presidentes se puede hablar en términos generales del sistema pero no es el marco para aprobarlo. El modelo se debe negociar con tranquilidad en el seno del Consejo de Política Fiscal.

P ¿Cómo ve al PP en el debate sobre financiación?

R A remolque, sin ideas claras. Está a jugando al doctor no, que siempre pierde.

'El superávit es un lujo que en Andalucía no nos podemos permitir'

José Antonio Griñán elogia la reforma de la Ley de Estabilidad que prepara el Gobierno. 'Los cambios que ha anunciado Solbes van en buena dirección. La estabilidad presupuestaria es un bien en sí mismo, pero no debe equivaler a un déficit cero en cada momento, sino al mantenimiento de un nivel de déficit según el ciclo económico, que permita reducir el endeudamiento. Por tanto, el concepto básico para sostener las finanzas es el nivel de deuda, no el déficit', comenta.Sin embargo, rechaza la tesis de Solbes, que irá plasmada en la nueva ley de Estabilidad, de obligar a todas las administraciones a tener superávit si crecen con fuerza. 'No me gusta la idea de un superávit. En estos momentos, Andalucía hace un esfuerzo por mantenerse en equilibrio. Pero para una comunidad como la nuestra, que cuenta con graves insuficiencias, el superávit es un lujo que no nos podemos permitir. Si nos mantenemos en equilibrio o algo por debajo, vamos a rebajar también la deuda, que es de lo que se trata', indica.De cara a las cuentas regionales de 2006, Griñán lo tiene claro. 'Para 2006, vamos a presupuestar equilibrio fiscal, con un endeudamiento neto cero en el año. También, queremos que el sector público no detraiga ningún recurso financiero a la inversión privada', dice. Griñán explica dónde han ido los 2.500 millones de euros que el Estado central ha transferido a Andalucía por la liquidación del anterior sistema de financiación. 'Hemos conseguido dedicar ya 1.700 millones a inversión directa. Otros 850 millones se utilizarán en 2006 para seguir elevando la inversión', comenta.

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