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CincoSentidos

Marcharse de la empresa sin cerrar puertas

Más de uno ha tenido alguna vez la fantasía de lanzar un 'basta ya' desaforado a su empresa, contemplar con desdén la cara sorprendida de su jefe y salir de la oficina dando un portazo triunfal. Siempre que ese deseo se quede en fantasía puede resultar útil como válvula de escape. Pero si alguna vez se convierte en realidad, cruce los dedos para que ese gran momento no se vuelva contra usted.

Los especialistas en recursos humanos saben que salir bien de una empresa es tan importante como haber entrado bien en ella. No sólo porque en caso de que en la nueva etapa se fracase, uno tal vez necesite volver a su lugar de origen profesional, sino porque el mundo -también el de los negocios- es sorprendentemente pequeño y el que ayer fue su jefe allí, mañana puede volver a serlo allá. El aumento de la movilidad y la rotación profesional hacen que no sea extraño que personas que han trabajado juntas alguna vez en el pasado puedan encontrarse de nuevo más adelante y en otro proyecto.

'Hay una regla general que funciona muy bien para manejar estas situaciones: trata a los demás como te gustaría que ellos te tratasen a ti', resume Enrique de Mulder, presidente de Hay Group. En la práctica, explica De Mulder, esa estrategia se reduce a dos o tres consejos. 'El primero es comunicar que uno se va no por descontento o por problemas, sino porque le han ofrecido una oportunidad que no puede dejar escapar. Hay que apelar a la empatía de las personas que representan a la empresa y decirles que es un tren que no se puede dejar pasar', señala el presidente de Hay Group.

Nada, pues, de verter su frustración sobre sus superiores, sacar a la luz la lista de agravios o desear públicamente, en un arranque de hartazgo, que los resultados de la compañía se derrumben fulminantemente. 'Hay que irse de la manera más ética posible. Comentar con sencillez y naturalidad que se ha encontrado una oportunidad que no se puede rechazar y agradecer al mismo tiempo a la empresa todo lo que uno ha vivido y aprendido en ella', añade Astrid Groot, mánager de contabilidad y finanzas de Personal Page, una filial del grupo Michael Page.

Ese agradecimiento debe realizarse por escrito, señala Enrique de Mulder. 'Es conveniente escribir un correo electrónico de despedida a todos los compañeros y clientes para agradecerles la experiencia de haber trabajado con ellos y dar el nombre del sustituto. También aquí hay que incidir de nuevo en que uno se va porque le han ofrecido algo que no puede rechazar'.

Junto a esa despedida, no está demás mantener abierto el contacto con la compañía de un modo más o menos sutil. 'Si se continúa manteniendo el contacto hay mucho ganado si en un futuro surge otra oportunidad', advierte Astrid Groot. Si la relación con el jefe o directivo era muy personal, seguir felicitándole por su cumpleaños como hasta entonces. O si la empresa celebra cenas de Navidad, mantener el contacto para poder acudir a ellas de vez en cuando.

Otro consejo a considerar es no dejar jamás en la estacada a la empresa de la que uno se va. 'Si nos hacen una oferta no hay que dejarse presionar para irse en un plazo concreto. Se debe dejar claro que uno es un profesional y que no va a dejar a su antigua compañía y a sus clientes en la estacada. Es un aspecto muy importante, hacerlo de otra forma supone quedar mal con la empresa de la que te vas y con la empresa que te contrata', apunta Enrique de Mulder.

En opinión del presidente de Hay Group, si se siguen esas sencillas pautas 'uno se irá de su antiguo trabajo como un señor o como una señora'. En caso de olvidar alguna de ellas, es posible que se estén cerrando una serie de puertas que más tarde costará volver a abrir. 'Normalmente si te vas y eres bueno, al equipo directivo no le hará gracia y le dejará mal sabor de boca', reconoce Groot. Pese a ello, si se ha dejado una huella positiva y la salida ha sido sencilla y sincera, 'eso debería ser suficiente para dejar la puerta abierta'.

Aspectos para recordar

Antelación. No se limite al plazo habitual para comunicar a la empresa que se va, especialmente si tiene un puesto de responsabilidad. Anuncie su marcha con tiempo y colabore en lo posible para que ésta cause el menor perjuicio posible.

 

Murmuraciones. No comunique a sus compañeros su decisión hasta que no lo haya anunciado a su jefe y a los directivos de la compañía. A nadie le gusta ser el último en enterarse, sobre todo si se trata de puestos de responsabilidad.

 

Colaboración. Ofrézcase a localizar un sucesor adecuado para el lugar que deja. Cuando se localice un sustituto proponga ayudar a ponerle al día.Renuncia. Una vez que haya comunicado la noticia a sus superiores y a sus compañeros redacte la renuncia por escrito para la dirección y con copia a los responsables del departamento de recursos humanos.Atar cabos. No todo, sin embargo, consiste en quedar bien. Recuerde que se va de la empresa y que hay ciertos cabos de su contrato y sus derechos laborales que debe atar bien. Reúnase con el departamento de recursos humanos y negocie todo lo que haga falta para que su salida, además de amistosa, sea justa.

El mal estilo de criticar a la antigua empresa

No sólo no es elegante sino, lo que es bastante peor, resulta contraproducente. Afrontar una entrevista de trabajo o un primer día en una empresa armado hasta los dientes de críticas sobre la compañía de la que se ha salido es un grave error.'Nosotros nos llevamos muy mala impresión cuando entrevistamos a un candidato y éste critica o deja en mal lugar a su antigua empresa o a su equipo', confiesa Astrid Groot, manager de contabilidad y finanzas de Personal Page.En opinión de Groot, es fundamental tratar de mantener la objetividad en todo momento. 'En las organizaciones conviven todo tipo de personas, a unos les va bien y a otros tal vez no. Pero lo importante es ser consciente de que esa percepción negativa es subjetiva y no dejar que trasluzca', advierte la manager de Personal Page.

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