El PIB estabiliza su crecimiento mientras se agudiza la presión inflacionista
La demanda interna continúa tirando de la actividad española, si bien no logra ponerse coto de momento al problema de la inflación
Según el indicador sintético mensual Eriste-5Días, tal y como llevamos comentando hace varios meses, el PIB ha crecido un 2,8% en el primer trimestre del año. Esta cifra es la misma que ha adelantado recientemente el Banco de España. El mantenimiento del consumo privado, así como un importante empuje de la inversión en bienes de equipo y una menor ralentización de la construcción han mantenido a la demanda interna creciendo a ritmos muy elevados. No obstante, por el momento, para el segundo trimestre prevemos que estos ritmos de crecimiento se estabilicen e incluso desciendan alguna décima. La mala coyuntura internacional y la ralentización en la aceleración del consumo y de la inversión estarían detrás de este escenario previsto.
Para el conjunto del año seguimos apostando por un aumento del PIB del 2,8%, con la demanda interna creciendo al 3,9%, tres décimas menos que en 2004. Estas previsiones son coherentes con un escenario de precios del petróleo en el entorno o por debajo de los 50 dólares el barril. Si éste se disparase al alza, nuestro sector exterior se vería afectado negativamente, y también la demanda doméstica, por la reducción del consumo privado. Consecuentemente, la previsión para el PIB disminuiría notablemente.
Destacamos la revisión al alza de nuestras expectativas de inflación. No sólo el precio del petróleo sigue alto, sino que además los precios de los servicios vuelven a crecer a tasas del 4%. Por esto, y porque apostamos porque ambos aspectos se mantengan en todo el año, nuestra previsión de inflación la elevamos al 3%. Los últimos datos de inflación han vuelto a encender las alarmas de uno de los problemas de la economía española.
Importantes rigideces en el sector servicios
En los últimos años se ha mantenido (y en los últimos meses incluso se ha elevado) un diferencial muy alto entre la inflación de los servicios y la de los industriales no energéticos, lo que los expertos denominan como la inflación dual. Las rigideces estructurales del sector servicios, que se enfrenta a una competencia con el exterior muy pequeña y donde no es factible recurrir a la deslocalización, eleva sus precios muy por encima de la de los productos industriales no energéticos.Como los convenios salariales se hacen en base a la inflación general, esto claramente perjudica al sector manufacturero (el económicamente más dinamizador y productivo) y, por contra, favorece al de los servicios (principalmente a todas aquellas actividades destinadas a servicios no relacionados con las nuevas tecnologías).