Europa lucha por salir a flote
La evolución de la economía europea no parece dejar demasiado margen para el optimismo. Al menos en el corto plazo. æpermil;sta parece ser la idea que surge del informe mensual del BCE, así como de los datos del primer trimestre en Alemania, Holanda, Italia y Francia.
En el caso de la primera economía de Europa, el crecimiento del 1% en los primeros tres meses del año está basado casi completamente en el tirón de las exportaciones. Pero el consumo y la demanda internas continúan aplastadas y eso se ha reflejado en las negativas cifras de recaudación fiscal. El déficit se torna así en algo crónico y la orientación oficial hacia el ajuste amenaza con deprimir aún más el mercado nacional. No es casual, en este sentido, que el ministro de Finanzas, Hans Eichel, afirmara ayer que no tenía previstos más ajustes presupuestarios.
En el caso de Holanda e Italia, las cifras difundidas ni siquiera contienen el elemento positivo del crecimiento de exportaciones de Alemania. Italia está en recesión técnica, pues su PIB del primer trimestre se ha contraído un 0,5% tras la caída del 0,4% de los tres meses anteriores. Holanda ha quedado al borde, con una caída de su PIB del 0,1%. Incluso antes de conocerse estos datos, la Comisión Europea ya había recortado su previsión de crecimiento de la zona euro en el segundo trimestre de una banda del 0,3%-0,7% a otra del 0,2%-0,6%. La caída del 2,1% de las exportaciones francesas en el periodo completan estos negativos datos de coyuntura.
Sin embargo, el debilitamiento del euro podría abrir otras perspectivas. El continuado descenso de la moneda europea frente al dólar desde finales de 2004 acumula ya un 5,4%. Esta semana se ha acelerado por los sorprendentes datos positivos del déficit corriente de EE UU en marzo y su crecimiento firme. Si la Reserva Federal continúa, como se prevé, aumentando los tipos, el euro podría bajar más y mejorar la competitividad de la zona euro. Un factor imprescindible pero no suficiente para superar el parón europeo.