Un cambio cultural en la prevención de riesgos laborales
Una efectiva cultura preventiva debe partir de la adecuación y adaptación a los nuevos tiempos (las nuevas tecnologías, las nuevas formas de actividad industrial...), por lo que es evidente la necesidad de un cambio de actitud lo más activo y continuado posible. En este marco, tanto los consumidores finales como los empresarios, colectivos, Administraciones y demás actores del desarrollo económico y social de nuestro país estamos obligados a prestar especial atención en la seguridad laboral y afianzar con nuestras propuestas y nuestra oferta en el mercado la cultura preventiva necesaria para hacer disminuir las cifras de los accidentes laborales en nuestro país.
De acuerdo con las estadísticas, España registra al año más de un millón de accidentes laborales, y se cobran la vida de una media de más de cuatro personas al día. Además, las numerosas bajas laborales y jornadas perdidas a consecuencia de estos accidentes tienen un elevado coste para la sociedad y la economía españolas, que ha llegado a alcanzar los 12.000 millones de euros al año.
Es evidente el esfuerzo que las empresas suministradoras de materiales de protección dedicamos a la reducción de accidentes laborales, pero todos los medios que pongamos por nuestra parte resultan inútiles si existen empresarios que todavía ven en la seguridad laboral un gasto costoso e innecesario o los que se basan en un sistema de gestión centrado en los 'mínimos legales', en vez de el fomento de esta cultura preventiva.
Se trata de conocer y ser conscientes de que en todo momento la mejor forma de actuar en la asignatura de la prevención es también la más rentable opción de negocio y el entorno más deseado en el que ejercer la actividad laboral.
Aunque los sistemas normativos básicos reducen la siniestralidad, en muchas ocasiones se convierten en meros observadores del cumplimiento de normas y acaban por crear lo que los expertos llaman 'cultura defensiva' de la prevención. El resultado: la siniestralidad vuelve a niveles elevados. La cultura preventiva por la que apostamos los fabricantes que desde el primer momento hemos entendido la envergadura de los problemas laborales por falta de seguridad y protección es la que se concibe sobre la idea de que todos los procesos empresariales han de tener altos niveles de seguridad, y no sólo los que aparentemente conllevan mayor riesgo. Sólo partiendo de una base que entiende la seguridad como un todo se podrán prevenir de forma eficaz los problemas de protección laboral.
Si queremos atajar las escalofriantes cifras de accidentes y pérdidas económicas a este respecto, ante todo tenemos que conseguir que cada uno de los agentes que participan en el mercado (empresas, fabricantes, Administraciones públicas, mutuas de accidentes o incluso trabajadores) cumplan sus propias responsabilidades y mantengan una elevada concienciación ante las necesidades de seguridad y protección laborales.
De acuerdo con esta cadena, los empresarios han de garantizar unas condiciones de trabajo seguras, así como la integridad de la salud de sus empleados. La industria auxiliar de la fabricación -en la que se encuentra Calzados Paredes- ha de disponer de soluciones eficaces y cada vez más desarrolladas, así como cumplir los duros procesos de homologación comunitarios. Hoy, el mercado del calzado de seguridad español puede presumir de estar a la altura de las más estrictas normativas y demandas, a diferencia de otros que apuestan por el abaratamiento de costes con la utilización de materiales poco fiables y se saltan la normativa en incontables ocasiones.
En cuanto al sistema público, muchos técnicos, empresarios e inspectores de trabajo llevan tiempo reclamando la creación de un sistema que permita conocer públicamente a las empresas que cumplen o no en materia de prevención, con el fin de excluir del mercado competitivo a aquellas que no cumplan la ley. Una plena exigencia común es, por eso, otro de los elementos clave de la cadena sobre el que prestar importante atención. Asimismo, los propios trabajadores deben partir de una actitud óptima ante los riesgos diarios a los que se someten, y luchar por un sistema de prevención eficaz en su lugar de trabajo. Por su parte, las mutuas de accidentes de trabajo deberían llevar a cabo reconocimientos médicos generalizados y dar prioridad a la vigilancia de la salud y el riesgo de los trabajadores.
En definitiva, es nuestra obligación, la de todos, alcanzar un nivel de concienciación lo más elevado posible a la hora de adoptar y emplear los recursos existentes para obtener una mejora importante en materia de seguridad laboral. De ello depende, al fin y al cabo, la buena marcha del futuro de los trabajadores, empresas y economía de nuestro país.