El petróleo y los tipos frenan el optimismo de los empresarios
Los empresarios siguen satisfechos con la marcha de la economía y de su propio negocio, pero temen que la situación empeore en el futuro
Los empresarios se muestran menos optimistas. La mayoría tiene una percepción positiva sobre la situación económica actual, la marcha de su sector y la situación de su propia empresa. Pero predomina el temor a que las cosas empeoren en el futuro. æpermil;sta es la principal conclusión del último Barómetro Empresarial Cinco Días-Metroscopia, realizado con el patrocinio de la Oficina de Apoyo para la Sociedad de la Información.
La nota otorgada a la marcha de la actividad económica es ligeramente menor que hace tres meses. Además, con la excepción del sector servicios, se esperan ajustes en la inversión, los beneficios, la exportación y el tamaño de las plantillas. Llama especialmente la atención el súbito desfondamiento del sector de la construcción, y la pérdida paulatina de confianza de los empresarios en la gestión del vicepresidente Pedro Solbes, precisamente cuando ha presentado un ambicioso plan con más de un centenar de medidas de estímulo a la actividad económica.
Pese al pesimismo acerca del futuro inmediato, en lo que supone un claro cambio de tendencia, las empresas mantienen el tono vital o estado de ánimo en valores aceptablemente optimistas, con la misma valoración que hace tres meses. Se trata, sin embargo, del valor más bajo de toda la serie del Barómetro Empresarial, iniciado en el otoño de 2003. Si entonces el tono vital era de seis puntos sobre diez, en el último semestre se ha estabilizado en el 5,4.
Los empresarios de los sectores de servicios y comercio incluso recuperan tono vital, y de forma más apreciable cuando se refieren a las perspectivas de su propio sector de actividad.
El sector de servicios, en concreto, llega a 5,8 puntos sobre diez, muy cerca de lo expresado hace año y medio (6), cuando respiraban casi una atmósfera de euforia. El temor a un futuro menos optimista se muestra de forma inequívoca en las estimaciones sobre todas las variables de la actividad empresarial, desde las ventas a los resultados, y en todos los sectores, con la excepción de los servicios.
Las causas que están detrás de esta súbita caída de expectativas favorables se encuentran en la subida persistente del precio del petróleo, que se ha instalado por encima de los 50 dólares por barril; en el temor cada vez más cercano de una subida de tipos de interés en Europa, tras una larga temporada en el mínimo histórico; y en las alertas encendidas en la actividad exportadora de las empresas, que se han saldado en los últimos meses con un cuasi estancamiento en las exportaciones que denota una pérdida lenta pero imparable de las cuotas de mercado exterior.
Preguntados hasta qué punto se sienten optimistas sobre la evolución de la economía nacional, los empresarios contestan con una nota media de 5,1 sobre diez, la nota más baja de la serie histórica del Barómetro, que había ascendido al 5,6 en enero de este año. La caída, por tanto, es significativa, aunque no se refleja con la misma virulencia cuando la cuestión se centra en la evolución esperada para el propio sector o empresa del entrevistado.
Todos los sectores pierden optimismo, con descensos especialmente abultados en la construcción y la industria, y únicamente el sector de servicios mantiene sus posiciones.
El cambio de perspectivas en la construcción puede estar ligado a la saturación de la demanda, pese a que no se ven síntomas en tal sentido más allá de la opinión de los propios empresarios del sector, y a los anuncios cada vez más insistentes sobre una próxima subida del precio del dinero, que sin duda enfriaría las perspectivas de compra de casas.
Por lo que se refiere a la industria, más abierta a la competencia internacional, su pesimismo tiene más que ver con el encarecimiento de los costes de producción (incluido el del dinero) y con las dudas sobre el mantenimiento de las cuotas de mercado exterior.
Los empresarios industriales otorgan una nota media de 4,9 sobre diez sobre las perspectivas de futuro de la economía, que se mantiene estable cuando se refieren al sector y a la empresa en concreto. Es el grupo de empresarios y gestores de empresas con mayor caída desde que se inició la serie demoscópica hace año y medio, con una pérdida de vigor lenta, únicamente interrumpida en enero de 2005.
Todas las variables empresariales contraen su comportamiento en los próximos meses, a juzgar por las estimaciones de los empresarios. La posibilidad de aumentar las inversiones, las ventas en el exterior, la competitividad general en los mercados, los beneficios y el tamaño de sus plantillas se reduce notablemente sobre la estimación hecha hace tres meses.
El desplome es especialmente notable entre los empresarios del sector de la construcción, mientras que repunta algo en el área de servicios.
La pérdida de optimismo de los empresarios a la hora de evaluar las perspectivas futuras para la economía y para sus empresas va paralela a la pérdida de confianza en la gestión del vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes. Por vez primera, Solbes recibe una puntuación inferior al nivel medio de la escala, con un 4,9 sobre diez. Salvo los empresarios del sector de servicios, todos otorgan un suspenso a la gestión del máximo responsable de la política económica, que hace tan sólo seis meses recogía todavía una valoración del 5,3 puntos, y por encima de 5 puntos en todos los sectores de actividad.