El Gobierno de Schröder obliga a las empresas extranjeras a pagar sueldos alemanes
En medio del debate en la Unión Europea en torno a los posibles males de la liberalización de los servicios según la directiva Bolkstein, el Gobierno alemán ha aprobado un plan para reducir los bajos salarios y por el que las empresas extranjeras que quieran implantarse en el país deberán pagar retribuciones a la altura de los sueldos alemanes.
Esta iniciativa, dada a conocer hace dos semanas y aprobada hoy por el Ejecutivo, amplía a todos los sectores económicos una ley de 1996 que obliga a las constructoras extranjeras que quieran hacer negocio en Alemania a pagar a sus trabajadores los salarios locales íntegros establecidos en los convenios laborales. Las autoridades alemanas responden de esta forma a la preocupación acerca de la llegada de empresas de los países de la reciente incorporación a la UE, como Polonia, República Checa o Hungría, donde los salarios son menores.
En la actualidad, a pesar de la prohibición de que las empresas alemanas puedan subarrendar servicios laborales polacos, las compañías de Polonia están aprovechando una laguna legal para colocar trabajadores por bajo coste en actividades como el procesamiento de cárnicos.
Para contrarrestar ésta y otras prácticas, el gabinete del canciller Gerhard Schröder tiene previsto dar los últimos retoques a la nueva legislación y enviarla al Parlamento para su aprobación a mediados de mayo. La tasa de paro en Alemania, del 12,5%, se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza para el Gobierno liderado por los socialdemócratas, que aspiran a obtener un buen resultado en las elecciones del 22 de mayo en el lander más poblado del país, el del Norte del Rin-Westfalia, uno de sus feudos tradicionales.