Capital riesgo y valores pequeños
Las empresas de capital riesgo se han destapado en los últimos meses como los compradores más voraces del mercado. No sólo por las ofertas públicas de valores que han lanzado sobre Aldeasa y Recoletos. Un buen puñado de gestoras -Nmás1, Bestinver- han optado por comprar paquetes significativos de compañías de mediana capitalización, una operativa que resulta rentable en tanto en cuanto las compañías en las que entran presentan, en numerosas ocasiones, perspectivas de ser compradas.
El volumen de estos operadores es, no obstante, ínfimo en comparación con los grandes grupos extranjeros, como Advent o Carlyle, que también han entrado en el segmento de empresas cotizadas de mediano tamaño. O de hedge funds como el avispado Centaurus Capital, que entró en Aldeasa, Recoletos y Terra en vísperas de opas. Por si fuera poco, Goldman Sachs ha anunciado el mayor fondo de capital riesgo del mundo, y el Gobierno está modificando el marco legal para fomentar esta actividad.
La pujanza del capital riesgo tiene mucho que ver con el comportamiento en Bolsa de los valores pequeños, que han subido cuando el mercado bajaba y han subido aún más cuando el mercado ha recuperado posiciones.
El capital riesgo está de moda como también han estado de moda los bonos de empresa, los emergentes o los hedge funds. Son consecuencias de la abundante liquidez que han proporcionado últimamente los tipos de interés bajos así como de la inexistencia de alternativas claras de inversión. Recuperado el pulso empresarial, con malos augurios en la deuda y con dudas sobre la Bolsa, el dinero ha tenido que buscar alternativas. Y el capital riesgo ha sido una gran opción.
Es probable, además, que el dinero acumulado en este tipo de fondos tarde en encontrar destino, luego el tirón del capital riesgo sobre los valores de mediana capitalización, efectuado a través de ofertas o de simples expectativas de oferta, puede durar todavía más.