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Tribuna
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Invertir en sintonía con los tiempos

La inversión socialmente responsable (ISR) es, ante todo, una elección personal. En efecto, invertir en productos financieros cuya política de inversión tiene en cuenta los principios de desarrollo sostenible es una forma de legitimar los nuevos valores, según los cuales el crecimiento económico debe realizarse en armonía con el desarrollo del ser humano a la vez que respeta su medio ambiente.

Pero el alcance de la ISR no pertenece sólo al dominio de la filantropía. También es una forma de influir en las empresas para que sean organizaciones socialmente responsables.

¿Cómo se evalúa si una compañía es socialmente responsable o no? A través de un análisis extra financiero. La labor de las agencias independientes y especializadas en el rating de valores sostenibles es evaluar las distintas empresas según criterios múltiples, entre los que figuran el buen gobierno corporativo y el respeto a los recursos humanos, a la sociedad y al medio ambiente, entre otros.

En el análisis extrafinanciero, la transparencia es el criterio sine qua non para las empresas estudiadas bajo el ángulo de la responsabilidad social.

A pesar de una cierta madurez de los métodos de evaluación extrafinancieros que las agencias de rating aplican hoy en día, el enfoque de la ISR no es único, ya que engloba varios tipos de fondos dentro de una misma categoría: solidarios, por temas (por ejemplo, green funds), fondos de exclusión y fondos sostenibles, cuyo análisis extrafinanciero es positivo y sigue varios criterios. Más que nunca, las sociedades de gestión de activos deben estar atentas a la demanda de los inversores con el fin de satisfacer sus exigencias, tanto financieras como extrafinancieras.

Desde esta perspectiva , es importante ofrecer soluciones a medida dentro del contexto de los mandatos de ISR, en primer lugar, determinando qué agencia de calificación tendrá los métodos de evaluación extrafinanciera más adaptados a las aspiraciones 'sostenibles' de los inversores institucionales.

Se trata, por tanto, de definir una política de inversión adaptada a las características del universo de inversión sostenible que surge del análisis extrafinanciero, y que corresponden a las limitaciones financieras y reglamentarias de los inversores institucionales.

Aunque el creciente interés de los inversores institucionales respecto a la ISR tiene un efecto positivo de contagio sobre la adopción de los principios de responsabilidad social corporativa por parte de las empresas y otras organizaciones, el primer objetivo de los inversores, el retorno de la inversión, sigue vigente.

Parece lógico que una empresa sensible con el bienestar de sus trabajadores y respetuosa con su medio ambiente sea menos proclive a enfrentarse a conflictos sociales y a controversias que podrían resultar muy costosos. En este sentido, el análisis extrafinanciero aporta innegablemente un valor añadido al de la gestión financiera.

¿En qué medida se puede esperar que los rendimientos de la ISR sean superiores a los de la gestión tradicional? Según un estudio de Dexia Asset Management que compara los comportamientos de los principales índices de ISR con los tradicionales, la mayoría de los índices ISR sobrepasaba ligeramente a sus homólogos tradicionales. En consecuencia, si en términos de rendimiento y de riesgo, la gestión ISR y la gestión tradicional son muy similares, ¿no es preferible invertir en valores sostenibles y aumentar las posibilidades de beneficiarse de un rendimiento sostenible también?

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