El fracaso del 'plan Ibarretxe'
Los resultados de las elecciones celebradas ayer en el País Vasco suponen un duro golpe para el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y su plan soberanista. El PNV-EA gana las elecciones, pero con sólo 29 escaños (cuatro menos que en las elecciones de 2001) y se queda muy lejos de la mayoría absoluta. Tanto, que ni siquiera tiene garantizada la formación de Gobierno sumando votos con sus actuales socios de IU-EB, que se mantiene con tres escaños. El PSE logra 18 representantes, su mejor resultado en Euskadi, y el PP pierde la condición de segunda fuerza política.
Para aspirar a una mayoría en el Parlamento vasco, a Ibarretxe no le basta ni siquiera el apoyo de Aralar (que logra su primer escaño). Tendría que contar con el Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV), que irrumpe con fuerza con nueve escaños, dos más de los que los que tenía Euskal Herritarrok (EH), formación de la que hereda los votos.
Con este panorama, el PSE se convierte en la clave de la complicada bóveda política del País Vasco. Los socialistas, que ayer se sentían, con motivo, los triunfadores de la noche, disponen pues de la fuerza necesaria para defender su plan, que pasa por una coalición de gobierno que evite el frentismo excluyente y que suponga el fin del soberanismo de Ibarretxe. El PP queda con sólo 15 representantes, cuatro menos que en 2001.
Sin embargo, sea cual sea la composición del futuro Ejecutivo vasco, la consecuencia irrebatible de estos comicios es que el Plan Ibarretxe no ha recibido el respaldo masivo de los vascos que reclamó el actual lehendakari durante la campaña. El PNV había planteado estas elecciones como un plebiscito sobre el plan soberanista. Lo ha perdido. Las urnas han dado un mandato claro: pluradidad, diversidad, diálogo. La sociedad vasca ha apostado por evitar los frentes. Si Ibarretxe tiene la tentación de seguir adelante con el apoyo del PNTV, estará traicionando, una vez más, al pueblo vasco.