El BCE vigilará las burbujas inmobiliarias en la zona euro por su riesgo económico
El Banco Central Europeo (BCE) dedica un capítulo de su último informe económico a las burbujas del precio de los activos y sus efectos en la política monetaria. En él concluye que los bancos centrales deben estar muy atentos a la evolución de los precios y la posible formación de burbujas en los mercados, ya que éstas suelen verse seguidas de cambios bruscos que pueden tener graves efectos económicos.
El BCE define el término burbuja como aquel proceso en el que los precios de los activos parecen incrementarse por encima de los niveles considerados acordes con una valoración adecuada del activo subyacente.
El informe sostiene que la formación de burbujas puede distorsionar la asignación de recursos en la economía y afectar negativamente a la estabilidad macroeconómica durante largo tiempo. Y es que, según el banco emisor, una caída brusca del precio de los activos puede señalar el principio de un periodo de contracción económica. En este contexto, el banco recuerda que ante una reducción drástica de los precios de los activos, la situación patrimonial de las empresas y los hogares se deteriora, lo que puede motivar que muchas empresas deban dejar de pagar sus préstamos. Los consumidores también podrían verse inducidos a modificar sus planes de consumo porque la caída de los activos reduciría su patrimonio. Los riesgos que conllevaría la caída de los precios para las empresas y las familias se traducirían, como es lógico, en impactos negativos para los balances de los bancos.
Por todo ello, el BCE considera que los bancos centrales deben realizar un atento seguimiento de sus fluctuaciones con el fin de mantener la estabilidad de precios de consumo en horizontes temporales más dilatados, aunque, eso sí, no se muestra partidario de intervenir de forma agresiva.
El análisis efectuado por el BCE, basado en un estudio del FMI, señala que el precio de la vivienda registra fases bajistas con menos frecuencia que el precio de las acciones. No obstante, los periodos en los que los precios de la vivienda van de máximos a mínimos duran más, en promedio, que las fases bajistas de las acciones (cuatro años frente a dos y medio). Esas caídas son de promedio del 30% en vivienda y el 45% en las acciones.