La competencia y la banca en Italia
El sector financiero italiano está en plena convulsión. El holandés ABN Amro ha anunciado el lanzamiento de una opa por la Banca Antonveneta y el BBVA ha ofertado por el sexto banco transalpino, la Banca Nazionale del Lavoro, en la que controla el 14,7%, y que hoy celebra consejo para analizar la operación. Pero no son los únicos interesados en comprar bancos italianos. El Grupo Santander tampoco ha ocultado su interés por este mercado, en el que controla el 8,7% del Sanpaolo-IMI, el tercer grupo financiero italiano. El belga Dexia también estudió fusionarse con Sanpaolo, operación rechazada por el consejo del italiano. Unicredito también ha sido cortejado por varios bancos europeos, entre ellos, BBVA.
Las autoridades supervisoras italianas, encabezadas por el gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, mientras, han intentado siempre frenar el avance de la banca extranjera en el país. Las barreras impuestas han sido hasta ahora insalvables. Tanto ha sido así que Bruselas ha decidido tomar cartas en el asunto y advertir al Gobierno italiano que no puede frenar estas operaciones bancarias transfronterizas alegando razones nacionales. El último toque de atención de la CE se produjo nuevamente ayer. El libre mercado es una realidad que no puede frenarse, y el sector financiero italiano se ha convertido en el escenario para comprobar si las trabas políticas son ya efectivas o no.
Pero la elección de la banca italiana no es casual. Todavía no se ha producido su consolidación. Su nivel de eficiencia está por debajo de la media europea, y siempre ha recurrido a la banca extranjera para inyectar fondos a sus bancos, lo que les ha permitido ir tomando posiciones en el capital de estas entidades, que ahora quieren rentabilizar. No se puede pedir ayuda y luego cerrar las puertas. Además, está demostrado que cuanto más aperturista es un país, más eficiente es su tejido productivo en general, y la banca en particular.