_
_
_
_
æscaron;ltima

La extravagancia cotiza al alza en el mercado del arte

Greg Wyatt recuerda con nostalgia cuando en los pasillos de las empresas abundaban las estatuas de mujeres desnudas que eran exhibidas como retratos tridimensionales de bellezas en las colecciones de arte de EE UU y Europa.

Los titanes financieros de la actualidad, se lamenta el artista de 55 años, se alimentan de una dieta de arte contemporáneo de sushi, monos y, de postre, un caballo llamado Tiramisú.

Por ejemplo, Steven A. Cohen, fundador del fondo de cobertura SAC Capital Advisors LLC, de la ciudad de Stamford, en el Estado norteamericano de Connecticut, gastó recientemente 8 millones de dólares en un tiburón tigre de cuatro metros y medio conservado en formaldehído, de Damien Hirst. Un coleccionista anónimo invirtió 5,6 millones de dólares en una escultura en porcelana de la superestrella del pop Michael Jackson abrazando a un chimpancé llamado Bubbles, obra del escultor Jeff Koons. Y un inversor anónimo pagó 600.000 libras (1,2 millones de dólares) para colgar del techo de su cocina un caballo de carreras embalsamado titulado La ballata di Trotsky, del artista italiano Maurizio Cattelan.

Las obras de carácter figurativo pierden terreno frente a una tendencia que privilegia modelos que impactan y que cotizan a precios muy elevados

Wyatt dice que él prefiere los desnudos. También gana mucho con las águilas y esculturas de bronce figurativas presentes en más de 20 espacios públicos desde Nueva York hasta Pekín, que pueden costar 2,4 millones de dólares. El problema de Wyatt es el término 'figurativo', ya que viene acompañado de algunas implicaciones negativas poderosas en un mercado de arte contemporáneo propenso a recompensar modas que dejan perplejo, como una escultura de Cattelan de una ardilla llamada Bidibidobidiboo suicidándose con una pistola en una mesa de cocina.

'El arte figurativo es denostado por los popes del arte', dice Robert Fishko, de 61 años de edad, director de la galería Forum en Nueva York. El veterano dueño de la galería ubicada en la Quinta Avenida dice que la ruptura entre los artistas figurativos de Wyatt y los artistas contemporáneos que acaparan los titulares es resultado de 'un mundo del arte que es estrecho, en el que es difícil navegar y que quiere a toda costa mantener a los pasajeros en su barco'.

En su estudio catacumba debajo de la catedral de St. John the Divine, en Nueva York, la mujer desnuda perfectamente proporcionada que Wyatt esculpe para clientes como el gurú de los fondos de cobertura Jim Rogers raramente requiere de mayor explicación.

Stanley Wells, célebre experto en Shakespeare y presidente de Shakespeare Birthplace Trust, también acudió al estudio subterráneo de Wyatt a gastar más de 1,5 millones de dólares en ocho estatuas basadas en las obras del bardo para exhibición permanente en los jardines del hogar de Shakespeare en Stratford-Upon-Avon.

David Heleniak, socio directivo de Shearman & Sterling LLP, un despacho de abogados de Nueva York con oficinas en 19 ciudades en todo el mundo, tiene una acuarela encargada a Wyatt y dice que la vista desde abajo le parece muy buena.

No obstante, después de más de 30 años de esculpir docenas de encargos de empresas y 23 años de convertir bloques de mármol en ángeles, demonios y pavos reales debajo de los cimientos de la catedral más grande de Estados Unidos, la obra de Wyatt no ha llamado la atención de ninguna de las principales galerías o museos.

Fishko dice que la ausencia de Wyatt en las galerías insignes no es de sorprender en un mercado secreto y excluyente, definido por los extremos y por los que se dejan guiar por lo que está de moda. 'Sin embargo, está habiendo un regreso al arte figurativo', dice Anthony Grant, ex director del departamento de arte contemporáneo de la casa de subastas Sotheby's Holdings y ahora dueño de la galería Anthony Grant en Nueva York. 'A fin de cuentas, a la gente le gusta ver imágenes reconocibles'. Mientras tanto, la extravagancia aumenta sus ventas.

Archivado En

_
_