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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un aeropuerto inaccesible

La inauguración del nuevo Barajas está prevista para dentro de diez meses. Y todavía están sin definir las vías de acceso a la ampliación del aeropuerto. A día de hoy, todos los proyectos para conectar el centro de la ciudad con el aeropuerto están paralizados o sufren importantes retrasos. Y faltan apenas 300 días para la inauguración.

Las obras de acceso por carretera van con notable retraso. La extensión del metro a las nuevas terminales está paralizada por el conflicto en torno a la financiación de las obras que enfrenta al Ministerio de Fomento con la Comunidad de Madrid. Y la llegada por tren no podría concretarse hasta 2012, pues Fomento ha presentado un plan en ese sentido hace apenas una semana. Una situación de bloqueo entre Administraciones a la que no escapa el ayuntamiento madrileño, que ha decidido suspender el único servicio de autobús público que unía el centro de Madrid con Barajas. En cuanto al tren de interconexión que iba a unir las viejas y las nuevas terminales, ha sido desechado, y esa conexión se hará ahora por una carretera interior.

La imprevisión del ex ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, en todo lo que se refiere a la ampliación de Barajas, resulta a estas alturas suficientemente probada. No sólo multiplicó hasta 6.000 millones de euros un presupuesto inicial sensiblemente inferior. Además, se llegó al despropósito de inaugurar unas terminales inacabadas y cuyos accesos no estaban (ni están) garantizados.

Pero la ineficacia del anterior Ejecutivo en una obra de esta magnitud no debe servir de excusa a las actuales Administraciones. Fomento, la Comunidad y el Ayuntamiento madrileños deben encontrar la manera de desbloquear esta situación y concertar un plan que garantice plenamente los accesos al nuevo Barajas para su inauguración. La calidad del tráfico aéreo, el bienestar de los usuarios y el servicio a las compañías deben primar a la hora de buscar una solución al problema. Si no lo hacen, el nuevo Barajas será una inversión desaprovechada -y una pesadilla para el viajero.

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