El irremediable ascenso del crudo
Los precios del crudo batieron ayer nuevos récords, tanto en el mercado de Londres como en el de Nueva York. El WTI, de referencia en EE UU, alcanzó los 56,60 dólares por barril, mientras que el tipo Brent llegó en Londres casi a los 55 dólares. Y la escalada no parece llegar a su fin.
La decisión de la OPEP de elevar la producción hasta 27,5 millones de barriles por día no tuvo ningún efecto en el precio. Medio millón de barriles más por día y la promesa de otro eventual incremento de otro medio millón antes de junio dejaron impávido al mercado. Sobre todo, porque el cartel ya estaba vendiendo más petróleo que el de su cuota oficial.
Lo que sí pesó, y mucho, fue el anuncio de un declive en las reservas de gasolina en EE UU. Una noticia que disparó inmediatamente las cotizaciones y provocó una subida de más de un euro por barril en una única jornada.
Los expertos coinciden en que la escalada petrolera se está viendo impulsada por numerosos factores. Por un lado está la desbordante demanda de países como China y la India. A ello se suma el aumento de la demanda en las economías desarrolladas como consecuencia de las bajas temperaturas. Y una creciente intervención de los fondos especulativos en los mercados de futuro del crudo.
La producción de las ex repúblicas soviéticas compensa, en parte, la cada vez más limitada oferta de la OPEP y la desaceleración de la producción de Rusia. Cada vez es más patente la falta de inversión en la que han incurrido las naciones productoras para ampliar su oferta. Los altos precios actuales, sin embargo, harán más rentables estas inversiones, un factor que a la larga debería ayudar a la bajada del precio.
Ocurra lo que ocurra a corto plazo, los Gobiernos de las potencias industrializadas deberían tomarse en serio la posibilidad de que el encarecimiento del crudo se convierta en algo estructural. Una perspectiva que debería animar a estas economías a impulsar, de manera decidida, las energías alternativas.