El jurado declara a Ebbers culpable de la quiebra de Worldcom
Culpable hasta nueve veces. Después de seis semanas de juicio y ocho días de deliberación del jurado, Bernard Ebbers, fundador y presidente de Worldcom, fue declarado ayer culpable de un delito de fraude, otro de conspiración para cometerlo y siete más de presentación de documentación falsa. Los delitos acarrean una pena máxima de 85 años en prisión.
La vista para fijar la sentencia se ha previsto para el 13 de junio. Ese día se conocerá cuántos años pasará en la cárcel el primer responsable de Worldcom, una empresa en la que se cometió un fraude de 11.000 millones de dólares, el mayor de la historia del país, y que terminó acudiendo a la quiebra en julio de 2002. Las proporciones del desastre de Worldcom, la segunda telefónica de larga distancia de EE UU, eclipsó en parte la debacle de otra quiebra de semejantes proporciones, la de Enron, que se produjo apenas medio año antes.
Los abogados de Ebbers, de 63 años, dicen que recurrirán la sentencia que puede llevarle a pasar en el penal el resto de su vida.
El jefe del equipo de su defensa, Reid Weingarten, aseguraba ayer que estaba muy decepcionado con el veredicto y reiteraba que su cliente 'no participó en ningún momento en la manipulación de los libros de cuentas de la empresa'. La decepción también estaba escrita en la cara de un aturdido Ebbers que ayer salía de los tribunales acompañado de su mujer e hija y rodeado por las cámaras y los micrófonos de los medios de comunicación que aguardaban en la puerta.
Este veredicto es la mayor victoria hasta ahora en la depuración de responsabilidades por los fraudes empresariales que dieron lugar a partir de 2001 a la mayor crisis de confianza empresarial en la historia contemporánea del país.
Y no todos la tenían consigo. La acusación estaba basada totalmente en la declaración de Scott Sullivan, el director financiero quien se autoinculpó y colaboró con la justicia para acusar a su ex jefe. Ebbers era cuidadoso, no escribía e-mails y no hay pista escrita de lo que aprobaba o reprobaba. Al final el juicio ha estado basado en la palabra de uno contra la del otro.
Sullivan dijo que informó a Ebbers de que si no se amañaban los libros, los objetivos financieros no se cumplirían y que éste le dio permiso para aplicar toda la creatividad contable necesaria para asegurarse de no defraudar las expectativas de los mercados.
Ebbers, que en una rara estrategia de la defensa testificó en el juicio, negó dar permiso para hacer artificios contables. 'Si yo lo hubiera sabido no estaríamos aquí ahora', dijo. Es más, en su defensa, dijo haber sido un mal estudiante y recordó que antes de empresario había sido lechero e instructor de gimnasio, dijo que no entendía nada de su negocio. 'No se nada de tecnologías, ni de finanzas ni de contabilidad'.
La acusación llevó ante el jurado cintas vídeo en las que Ebbers hablaba en la cadena CNBC de lo conservador de su contabilidad con bastante aplomo y de lo minucioso que es en su gestión.
A golpe de fusión
Worldcom, una empresa fundada por Ebbers a partir de una pequeña compañía en Misisipí y que creció a golpe de fusión, fue uno de los tesoros de la Bolsa. Pero el fraude terminó emergiendo. En abril de 2002 se forzó la salida de Ebbers y se empezaron a reformular las cuentas. Las primeras cifras que se hicieron públicas hablaban de 3.000 millones de dólares de pérdidas enmascaradas que finalmente quedaron en 11.000 millones. La capitalización bursátil de 180.000 millones se evaporó, 20.000 personas perdieron sus empleos y los 600 millones de las pensiones de los trabajadores desaparecieron. La compañía se reflotó de la bancarrota muy disminuida y con el nombre de MCI y ahora es objeto de una contendida OPA entre Qwest y Verizon.
La SEC, contra Nacchio
La Comisión del Mercado de Valores de EE UU (SEC) presentó ayer una demanda contra el ex presidente de Qwest, Joseph Nacchio, y otros seis antiguos directivos por 'fraude financiero masivo' a los inversores valorado en 3.000 millones de dólares.
La credibilidad de una estrategia
Ebbers se ciño al papel que le encomendó su abogado durante el juicio y ante el jurado, compuesto por siete mujeres y cinco hombres, dijo y mantuvo que no sabía nada y que no estaba preparado para dirigir la compañía que él mismo creó.Ahora los abogados de otros acusados de este tipo de delitos no tendrán más remedio que sacar conclusiones.En enero de 2006 se abrirá el juicio contra Ken Lay, el ex presidente de Enron quien hasta ahora ha mantenido la misma defensa (ante los medios de comunicación y en sus declaraciones previas ante el tribunal) que Ebbers.La frase, 'yo no sabía nada de lo que pasaba' se ha oído muchas veces de los labios de Lay.La última vez el pasado domingo cuando fue entrevistado por el programa 60 Minutes de la CBS y volvió a repetir que él fue una víctima más.A Bernard Ebbers esa defensa no le ha servido y los comentarios al programa del domingo parecen indicar que Lay no tiene tampoco mucha credibilidad cuando habla de su incapacidad.