EE UU, dividido entre el respeto a la intimidad y el temor al escándalo
Un día después de la salida de Harry Stonecipher de la presidencia de Boeing, los motivos de esta obligada renuncia eran ayer fuente de un intenso debate en Estados Unidos, país donde el puritanismo ha echado profundas raíces y que quiere cerrar la puerta a los escándalos empresariales, sean de la naturaleza que sean.
Las votaciones de varios medios de comunicación así lo mostraban. El 53% de los espectadores de la CNBC estaban en desacuerdo con el consejo, pero al 47% les parecía bien. En la página de la CNN en internet, el 59% votaba que había sido 'una sobrerreacción', pero al 38% les parecía 'justo'.
El editorial de The Wall Street Journal revelaba sus dudas sobre lo acertado de la decisión. Con cierto sarcasmo, bromeaba que si hubiera sido un ejecutivo de Airbus le habrían dado un ascenso y se preguntaba si era bueno echar a quien había rescatado a la compañía y el valor de sus accionistas. Forbes titulaba: 'Los puritanos han aterrizado'.
Psicólogos y abogados especializados en relaciones laborales comentaban que el problema de esta relación era el hecho de que él estuviera en una posición de superioridad y eso pusiera en duda la gestión de recursos humanos de la empresa. La mayoría celebraba el despido. 'Cuando se conecta el poder y sexo, el concepto de la libre elección debe ser cuestionada', decía ayer el psicólogo Ken Siegel, especializado en gestión empresarial. Brian Sullivan, de la consultora Christian & Timbers, sentenciaba: 'Si uno no puede controlar sus hormonas, que no acepte una promoción'.
Una de las cosas relevantes para los que aplauden al consejo es la actual situación de Boeing, donde se está expiando ahora la intensa relajación moral en cuestiones empresariales del pasado.
¿Se pondrá coto al romance de oficina en Estados Unidos? Parece que no hay motivo. La mayor parte de las empresas americanas permiten relaciones consensuadas entre trabajadores sin entrar en su situación marital. Las normas sobre relaciones sexuales tienen como objetivo evitar el acoso sexual para evitar denuncias. En algunas compañías, como Stapples, donde se vivió un escándalo similar, está prohibido tener relaciones con subordinados.
'Tener una relación con un colega en la oficina es normal y debe ser lo esperado, porque las mujeres son ahora entre el 30% y 40% de la plantilla', dice Siegel. Según este psicólogo, 'un buen número de relaciones empiezan en el trabajo por que es donde se pasa más tiempo y es fácil conectar'.
Un estudio de la Asociación Americana de Gestión de 2003 revelaba que el 23% de los trabajadores ha tenido alguna cita romántica con un colega, el 3,6% con un subordinado y el 3,3% con un superior.