La reforma del Pacto de Estabilidad encalla en Bruselas
El proceso de reforma del Pacto de Estabilidad de la UE se estrelló ayer contra las posturas maximalistas de varios ministros de Economía. La Comisión Europea y la presidencia del Consejo amenazaron con suspender las negociaciones si las diferencias no se reducen en la próxima reunión, el 20 de marzo.
Las peticiones de relajación fiscal de Berlín, París y Londres condenaron ayer al fracaso la ronda final de negociaciones de los ministros de Economía de la UE sobre la reforma del Pacto de Estabilidad. La Comisión Europea y la propia presidencia del Consejo, que ostenta Luxemburgo, se negaron a avalar unas propuestas que, a su juicio, 'vacían de contenido las normas presupuestarias de la UE'.
Berlín y París exigen una reinterpretación del Pacto que permita en ciertos casos superar impune e indefinidamente el límite de déficit público fijado en el 3%. Londres, por su parte, considera 'anticuado' un Pacto que obliga a mantener el déficit por debajo de ese umbral con independencia del nivel de deuda de un país o de sus necesidades coyunturales de inversión pública.
'No vamos a avalar interpretaciones del Pacto que van contra el Tratado', advirtió el comisario de Economía, Joaquín Almunia, al término de unas negociaciones iniciadas el lunes por la tarde. Almunia, que presentó la propuesta original de reforma en septiembre de 2004, considera que las discrepancias actuales sobre el alcance de los cambios ya 'no están relacionadas con detalles, sino con la lectura del Tratado'.
Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona Euro) y, durante este semestre, también del Ecofin (ministros de toda la UE), también se mostraba decepcionado. 'Si los Estados quieren hacer prevalecer sus intenciones particulares, no seré yo quien sea el artífice de sus aspiraciones', advirtió el ministro luxemburgués.
Juncker convocó una reunión extraordinaria del Eurogrupo y de Ecofin para el día 20 para intentar acercar posiciones con vistas a un acuerdo final en la cumbre de primeros de ministros del días 22 en Bruselas. Ayer, el luxemburgués se reunía con el canciller alemán, Gerhard Schröder, con la reforma del Pacto también en la agenda. Schröder y el presidente francés, Jacques Chirac, han anunciado que presentarán su propia iniciativa para una aplicación menos automática del Pacto.
El punto crítico de desavenencia entre las dos partes se sitúa en el listado de circunstancias excepcionales que permitirían a un país superar el límite del 3% de déficit público previsto en el Pacto. 'No sólo es importante el número de factores que se pueden invocar', advertía Almunia, 'sino el cómo y el cuando'.
La Comisión teme que ese listado 'acabe excluyendo ciertas partidas de gasto del cómputo de déficit' e impidiendo incluso la apertura de expedientes disciplinarios a los países que superen el límite del 3%. 'Los valores de referencia deben seguir siendo respetados', trazó Almunia su límite a la flexibilización del Pacto. El comisario exige, además, que Bruselas pueda invocar el listado de factores relevantes de manera simétrica, es decir, como atenuantes en ciertos caso, pero como agravantes en otros.
Juncker, cuya proximidad a las tesis francoalemanas ha caracterizado su prolongada presencia en consejos de ministros de la UE, parece cerrar filas con la Comisión. 'No propondré una reforma que convierta al pacto en algo meramente formal, sin ninguna consecuencia para la disciplina fiscal'. El presidente del Eurogrupo añadió que 'no quiero que se infiltren en nuestro sistema elementos de interpretación política subjetiva'.
Una negociación acuciada por citas electorales
La reforma del Pacto de Estabilidad iniciada en septiembre de 2004 coincide con un generoso calendario de convocatorias electorales. Los principales defensores de la relajación fiscal (Alemania, Francia y Reino Unido) afrontan en los próximos meses alguna cita con las urnas.Francia celebrará el 29 de mayo su espinoso referéndum sobre la Constitución Europea. Y a derecha e izquierda del espectro político francés bulle desde hace meses la carrera para la candidatura a las elecciones presidenciales de 2007.En Alemania, el canciller Gerhard Schröder intentará en 2006 una tercera reelección marcada por el estancamiento económico de sus dos legislaturas.Los dos países incumplen el Pacto desde hace tres años, pero consiguieron congelar el expediente disciplinario en noviembre de 2003. Su reactivación exacerbaría el debate electoral.Al fragor de la batalla se sumó ayer el ministro británico de Finanzas, Gordon Brown. que descalificó el Pacto 'anticuado'. Londres prepara las elecciones generales para el mes de mayo, entre las alarmas de Bruselas y el FMI sobre el derrape fiscal provocado por los presupuestos de Brown. Un Brown que, además, intenta por enésima vez el asalto al liderazgo de Tony Blair.La flexibilización del Pacto ha ganado también fuerza con los vuelcos electorales en Madrid y Lisboa. Los dos Gobiernos socialistas mantienen un planeamiento mucho menos ortodoxo que los anteriores respecto al déficit cero.Los bancos de inversión y las agencias de calificación de la deuda comienzan ya a advertir sobre las consecuencias de estos coqueteos de la UE con la indisciplina fiscal.
agenda El rigor fiscal se entrecruza con el presupuesto comunitario
Luxemburgo, que preside este semestre la UE, negocia en paralelo la reforma del Pacto de Estabilidad y el presupuesto comunitario para 2007-2013.'Si no hay acuerdo sobre el Pacto el 22 de marzo, el ambiente de la negociación presupuestaria empeorará bastante', dice un diplomático.Berlín justifica parte de sus reivindicaciones de tolerancia fiscal en su aportación al presupuesto comunitario. Un fracaso de esa demanda endurecería su posición negociadora en el presupuesto.Holanda, que milita por el rigor fiscal y presupuestario agradecería una negociación sincronizada.España, cuya posición como receptor de fondos está amenazada, ofrece comprensión en la flexibilización del Pacto a cambio de una prolongación temporal de las ayudas.