La nueva legislatura en EE UU aviva la actividad de los lobbies
La puerta giratoria entre el Congreso estadounidense y las empresas de lobby está dando vueltas más rápido que nunca. El ex representante Billy Tauzin y el ex senador John Breaux son algunos de los muchos legisladores que dejaron el Congreso en enero e inmediatamente ocuparon cargos en empresas de lobby o agrupaciones de sectores que regulaban tan sólo unos meses atrás. El representante Jim Greenwood incluso anunció que se convertiría en presidente de una de estas asociaciones seis meses antes de dejar el cargo.
Cada vez más legisladores están pasando de un cargo público a la abogacía privada, cambiando sus salarios de 155.000 dólares al año por cheques que pueden rebasar el millón de dólares en laboratorios farmacéuticos y otras empresas ansiosas por mejorar sus posibilidades de que sean aprobadas leyes favorables.
'Estamos viendo un considerable aumento de gente que busca sacar provecho de su servicio al Gobierno', dice Craig Holman, lobbista sobre financiación de campañas para Public Citizen's Congress Watch, un grupo fundado por Ralph Nader. 'Esto es realmente una violación a la integridad del Congreso', asegura.
Algunos de los ex parlamentarios de este año estarán en medio de los mayores debates del Congreso en los próximos años: política fiscal, importación de medicamentos y límites a las demandas
'Antes, los miembros del Congreso parecían sentir que necesitaban concluir su mandato antes de pensar en su siguiente tarea', afirma Celia Wexler, vicepresidenta de abogacía de Common Cause, grupo favorable a endurecer las reglas éticas sobre financiación de campañas. Pero últimamente, dice, los legisladores 'empiezan a planificar mucho antes lo que harán tras retirarse'. Al menos 12 de los 48 representantes y senadores que se retiraron o perdieron las elecciones en 2004 ya tienen un empleo en empresas de lobby o en federaciones sectoriales. En 2003, sólo 8 de los 60 legisladores que dejaron el cargo informaron haber conseguido un empleo en empresas de lobby.
Los ex legisladores no pueden tratar de ejercer influencia sobre sus ex colegas hasta un año después de haber dejado el cargo. No obstante, tienen libertad de contactar con la Casa Blanca y las agencias del Gobierno federal, testificar ante las comisiones del Congreso y aconsejar a otros lobbistas y clientes sobre cómo contactar a los miembros del Congreso de la mejor manera. También pueden interactuar con ex colegas en las Cámaras y salones adyacentes, o jugar al baloncesto con ellos en el gimnasio de la Cámara de Representantes. Esto a su vez puede ayudarlos a obtener información sobre si una ley será aprobada o rechazada, que asimismo pueden transmitir a sus clientes. 'En virtud de que hacer lobby tiene mucho que ver con las relaciones, estas personas nos llevan una gran ventaja', dice Wexler.
Algunos del grupo de ex legisladores de este año estarán en medio de los mayores debates que habrá en el Congreso en los próximos dos años: política fiscal, importación de medicamentos y límites a las demandas. El grupo incluye a varios que tenían una considerable antigüedad cuando dejaron el Congreso: por ejemplo, Tauzin y Breaux, tienen una experiencia combinada de medio siglo en el Congreso.
Había 239 ex miembros del Congreso registrados para hacer lobby hasta el 31 de marzo de 2004, según PoliticalMoneyLine. Sólo los ex legisladores que planean contactar formalmente con sus ex colegas sobre leyes deben registrarse como lobbistas.