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Revista de prensa

Peligroso precedente

Pocas veces unas elecciones nacionales habían trastocado tanto la vida comunitaria como las de este domingo en Portugal. Bruselas está perpleja desde que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, apareció el martes en un anuncio de apoyo a la campaña de su partido (el socialdemócrata PSD).

Barroso, como el resto de miembros de la Comisión, debe comunicar su intención de participar en una campaña política, y el portugués no puso al corriente ni a sus colaboradores.

Pero la repercusión de las elecciones afecta incluso a la agenda de la Comisión. El titular de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, decidía el miércoles aplazar la revisión del Programa de Estabilidad de Lisboa, so pretexto de que el veredicto podría convertirse en arma electoral. Especialmente dañina, en concreto, para el frustrado delfín de Barroso, Pedro Santana Lopes, cuyo Gobierno perdió la confianza del presidente de la República cuando anunció sus planes de relajación presupuestaria. 'He tomado yo personalmente la decisión', asegura Almunia, 'porque me parecía de sentido común'. Este mismo mes, sin embargo, Almunia no tuvo reparos en evaluar el programa de convergencia de Dinamarca a sólo seis días de que el país celebrara elecciones. Es un peligroso precedente en una Unión de 25 socios, con citas electorales cada dos por tres.

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