Los bomberos alertan del 'alto riesgo de derrumbes' en el Windsor
La situación que describió ayer el primer equipo de bomberos que, cuatro días después del incendio que destruyó el edificio Windsor, ha logrado penetrar en la torre no puede ser más desoladora. 'La estructura está bastante afectada y el núcleo central mantiene estabilidad relativa, aunque hay partes muy dañadas y está en situación bastante inestable, hay zonas con riesgo alto de desprendimientos', señaló Medardo Tudela, subdirector general de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid.
Tudela fue uno de los cuatro bomberos que, de forma voluntaria, entraron ayer a las 9,15 de la mañana en el esqueleto del Windsor, armados de herramientas, teléfonos móviles y elementos de fijación y seguridad, y permanecieron más de tres horas inspeccionando la torre. Debido al riesgo de la misión, tres equipos de observación se situaron en las terrazas de los edificios colindantes siguiendo en todo momento los movimientos del grupo.
El equipo de bomberos logró ascender hasta la planta 27, seis pisos por encima de donde, según las primeras hipótesis, se originó el incendio. 'Hemos ido hasta la 28, pero no hemos podido abrir la puerta', aseguró uno de ellos, impresionado por el estado en el que ha quedado el edificio. 'A partir de una determinada altura, se ven restos de un incendio muy importante y un caos absoluto. A partir de la planta 22, se puede decir que sólo quedan balcones con vistas a Madrid', precisó.
La zona de seguridad podría ser ampliada cuando comience la demolición
Una segunda expedición con agentes de Control de Edificación del Ayuntamiento de Madrid, de la policía científica y de la policía judicial, realizaron por la tarde una nueva expedición al interior del rascacielos para tratar de determinar el origen del fuego, así como decidir qué método resulta más apropiado para demoler la torre.
Según los expertos, antes de la demolición primero hay que conocer el grado de afección del hormigón del edificio y determinar qué gases tóxicos le han afectado. Este material es resistente hasta un 50% si es sometido a temperaturas de entre 300 y 500 grados, que probablemente se registraron durante el incendio, señaló a Efe un arquitecto del CSIC.
Debido a que aún no está descartado el riesgo de derrumbes puntuales, el perímetro de seguridad del edificio permanece invariable desde el domingo. Los numerosos comercios de la zona, incluido El Corte Inglés, permanecerán cerrados, aunque nadie supo especificar ayer por cuánto tiempo. Tampoco se descarta que se amplíe la zona de seguridad cuando comience la demolición.
Inspección de los ordenadores
La policía analizará los ordenadores del control de acceso del edificio Windsor para intentar esclarecer las circunstancias que rodearon la catástrofe, según aseguraron ayer a la agencia Efe fuentes de la investigación.El segundo grupo de efectivos que accedió ayer por la tarde al edificio sólo vio un amasijo de hierros y de escombros. Este grupo de expertos tomó muestras de los restos, aunque no trascendió el resultado de sus investigaciones.La labor de la policía se centrará en el desescombro para comprobar si hay algún elemento válido para la investigación. Sobre todo, y según las mismas fuentes, este trabajo será determinante en la planta 21, donde se cree que se originó el incendio, extendiéndose rápidamente al resto de las plantas.
Los comerciantes, resignados
Ninguno de los cientos de comerciantes afectados por la catástrofe ha reclamado aún a las aseguradoras ni a las administraciones públicas por la pérdida de beneficios. Y no se prevé que lo hagan de forma masiva.La mayoría de ellos se muestran resignados e impacientes por abrir sus tiendas, tal y como expresaron ayer algunos de ellos a la agencia Efe. Las ventas han caído en algunos casos hasta un 90%, pero aún así los dueños de los establecimientos no tiene previsto denunciar los hechos. En contraste con las calles aledañas al edificio Windsor, que permanecen cerradas, los comercios de la Castellana, por donde sí se puede transitar, han experimentado una subida en las ventas. Los numerosos curiosos siguen invadiendo la zona cámaras en ristre.