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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La marcha atrás de Sacyr

El consejo de administración de Sacyr decidió ayer dar carpetazo al sueño de convertirse en accionista destacado de BBVA. Una historia de desencuentros que ha durado casi tres meses y de la que se pueden sacar importantes lecciones. Una de ellas es que todo empezó como una decisión empresarial y que ha acabado de la misma manera. Un consejo de administración decidió emprender un negocio y ese mismo órgano ha dado marcha atrás. Las reglas del mercado son así.

El argumento central de la constructora para arrojar la toalla, es decir, la gran politización de la operación, denota una excesiva falta de previsión a la hora de abordar una iniciativa del calado de aspirar al control de la segunda entidad financiera del país. A favor del equipo que dirige Luis del Rivero cuenta que la aventura le ha reportado unas plusvalías de 150 millones de euros, lo que pone en órbita cualquier cuenta de resultados.

El desenlace de la operación también pone de manifiesto el carácter de duro fajador del presidente del BBVA, Francisco González. Su estrategia, apoyada implícitamente por el Banco de España, se ha demostrado eficaz. Sin embargo, del episodio queda la sensación de que el banco puede ser vulnerable. Queda la sensación de cierta orfandad de propietarios. Un punto que hace tan sólo un días hacía notar el presidente del Banco Popular, Ángel Ron, cuando salía en defensa de la necesidad de que las grandes instituciones tengan un núcleo estable definido y potente.

Unos y otros han de sacar ahora sus conclusiones, con un objetivo: dar un respiro a una entidad del peso del BBVA, cuya corta historia está llena de sobresaltos. Y más cuando en algo más de una semana celebra su acto anual más importante, la junta general de accionistas.

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Susana R. Arenes/Cristina de la Sota

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