Recrear la red de infraestructuras
El ingreso de España en la Comunidad Europea marcó un antes y un después en la historia de las infraestructuras de nuestro país en más de medio siglo. El desarrollo de autovías y carreteras, la modernización de los ferrocarriles y de los transportes en general fue una apuesta estratégica de los Gobiernos del periodo abierto en 1986 en su proyecto de inserción de la economía española en Europa y en el mundo.
En esta tarea, los fondos europeos jugaron un papel de primera línea. Ese motor irá perdiendo fuerza a partir de 2007, cuando los recursos disponibles para España menguarán en favor de las naciones de menor desarrollo que han ingresado en la Unión Europea. Es por ello que el Gobierno ha elaborado el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT), que estará a cargo del Ministerio de Fomento y que prevé una inversión de 241.000 millones de euros hasta el año 2020.
Dentro de este esquema, la Administración ha incluido el plan de inversiones propuesto por la CEOE. En éste, la organización patronal se compromete a realizar, entre otras, obras de construcción de autopistas y de un corredor ferroviario que atraviese España de noreste a sudeste, potenciando así el alicaído transporte de mercancías por tren. Esta iniciativa, y su aceptación por el Gobierno, configura un importante modelo de colaboración entre la inversión pública y la privada que constituye la manera más eficaz de potenciar el crecimiento de las infraestructuras para hacer viable el crecimiento económico.
La puesta en marcha del PEIT sin alterar el compromiso europeo de estabilidad presupuestaria obliga al Estado y a sus gestores a imaginar alternativas adecuadas a ambos fines. En este sentido, será oportuno que se utilicen diversas formas de financiación que coadyuven a hacer posible que España se ponga al nivel de la Europa más desarrollada en términos de infraestructuras, un elemento esencial para el progreso económico del país.