BT arrastra pérdidas de 356 millones en su negocio en España
Es la veterana, el más antiguo rival de Telefónica en España. Pero la aventura ha pasado factura. BT arrastra pérdidas de 356 millones como resultado de un intento por romper el monopolio que ya dura 15 años. Esta cifra es la que sigue lastrando el balance, porque la suma anual de los números rojos es mayor.
BT es el ex monopolio que antes vio la necesidad de salir de su mercado natural y expandirse a otros territorios. Quizá influyó el hecho de que el Reino Unido fue el primer país que acometió el proceso de liberalización, pero lo cierto es que cuando Telefónica, France Télécom o Deutsche Telekom permanecían cómodamente instalados en sus reinos, BT inició un despliegue que le llevó a desatar lo que hoy se ha convertido en competencia convencional.
A España llegó en octubre de 1989 y desde entonces se ha sucedido una cadena de alianzas y rupturas con socios nacionales y varios cambios de estrategia, que la llevaron, por ejemplo, a vender Airtel o a renunciar al negocio con clientes particulares.
Los resultados de la andadura de BT en España no son, sin embargo, los que se podrían esperar del pionero en romper el monopolio. La compañía británica es el principal rival de la operadora dominante en el mercado de transmisión de datos, con una cuota del 15,9% en 2003, pero en el servicio global de telefonía fija sólo tiene el 0,9%. Es decir, ha sido adelantada por compañías que entraron en el mercado casi diez años después de ella, como Auna, Uni2 u Ono.
Más contundente es la cuenta de pérdidas y ganancias. Los 15 años de competencia, durante los cuales BT España nunca ha difundido sus resultados, suponen ahora un lastre que se refleja en pérdidas acumuladas en el balance de 355,7 millones de euros, según la memoria del ejercicio cerrado a 31 de marzo de 2004 a la que ha tenido acceso Cinco Días.
Y esta cifra corresponde sólo a los números rojos que no se han limpiado y que a día de hoy continúan impactando en el balance. En estos 15 años, BT España ha hecho varias limpiezas de resultados, con ampliaciones o reducciones de capital. Sin ellas, la suma de las pérdidas de cada año daría una cifra total mayor. De hecho, sólo los déficit de los últimos seis años suman 410 millones.
Las pérdidas que se acumulan en el balance son las culpables de un desequilibrio patrimonial de envergadura. BT tiene fondos propios negativos, lo que en España es causa directa de disolución. La única razón de que la filial siga funcionando es el apoyo de la matriz británica.
Aunque BT ha emprendido en los últimos años un agresivo proceso de desinversión, España ha sido respetada, al menos en el campo de la telefonía fija. La operadora no ha puesto en duda su continuidad en el país y prueba de ello es un crédito participativo a su filial de 345 millones, que garantiza su supervivencia. Otro signo de respaldo es que este préstamo no le cuesta nada a BT España. Sólo pagará intereses cuando logre beneficios.
La luz al final del túnel
Luis Álvarez es el máximo responsable de BT en España, cargo que asumió en 2001. Bajo su mandato, la compañía ha dado un nuevo giro a su estrategia y ahora se centra en los clientes empresariales y en los contratos con la Administración. Los resultados han comenzado a mejorar, con subidas del 20% en facturación en 2004 y Ebitda positivo en los tres trimestres que llevan del ejercicio fiscal 2005, así que Álvarez no se muestra preocupado por las pérdidas acumuladas. Estos números rojos son debidos, según el ejecutivo, a las fuertes inversiones de la compañía y a una extrema prudencia contable. Para demostrar la nueva senda de crecimiento, Álvarez apunta a las pérdidas de explotación, que se han reducido, y explica que la razón del alza en las pérdidas netas está en algún extraordinario.