La SEC estudia abaratar los costes para cotizar en los índices de EE UU
Los requerimientos de la ley Sarbanes-Oxley han encarecido el proceso para cotizar en la Bolsa estadounidense, de tal forma que muchas empresas europeas y asiáticas han empezado a elegir otros países como segundo mercado. Ante las quejas de firmas europeas, la SEC se ha comprometido a estudiar alguna reforma.
En un discurso ante el London School of Economics, William Donaldson, el presidente del organismo regulador del mercado de valores de Estados Unidos (SEC) prometió estudiar 'diferentes iniciativas' para rebajar los costes asociados a la ley Sarbanes-Oxley que han encarecido el proceso para registrarse y cotizar en los índices estadounidenses.
Las compañías europeas se han quejado reiteradamente de que las normas introducidas tras el escándalo de Enron hace que Wall Street resulte demasiado caro, más cuando suele representar un segundo mercado que complementa su cotización en el país de origen.
Donaldson reconoció que Sarbanes-Oxley no recogía ninguna excepción para las empresas extranjeras y dijo que la SEC podría 'ser sensible ante las necesidades de adaptación para las estructuras extranjeras', según recoge la prensa británica.
Las propias empresas estadounidenses saben muy bien que las medidas de transparencia salen caras. El coste para cumplir con la legislación de gobierno corporativo exigido por Sarbanes-Oxley ha alcanzado un gasto medio para las empresas más grandes de 4 millones de euros, según un informe de Korn/Ferry realizado para la revista Fortune. Las organizaciones mayores sobrepasan esta cifra de lejos, como General Electric que se gastó 23 millones de euros en poner al día sus mecanismos de control interno.
Este encarecimiento está haciendo que muchas corporaciones se estén planteando el abandonar la bolsa estadounidense, o que compañías extranjeras opten por parqués de otros países más flexibles.
Por ejemplo, Air China eligió el London Stock Exchange para debutar en un mercado foráneo el mes pasado. Además, según BBC News, los dos bancos estatales chinos, Bank of China y China Construction Bank, han decidido no cotizar en la Bolsa de Nueva York debido al coste que les suponía adaptarse a las exigencias de Sarbanes-Oxley.
Por su parte, las grandes empresas europeas están haciendo llegar a las autoridades americanas su preocupación por estos costes añadidos. El mes pasado una delegación británica que incluía representantes de Basf, Siemens y Cadbury Schweppes visitaron la SEC con el fin de que se flexibilicen las exigencias para las marcas de fuera de EE UU, según publicó el diario Finantial Times.
El accionista quiere decidir sobre los consejeros
Varias iniciativas de organismos que promueven el buen gobierno en EE UU están estudiando fórmulas para que la opinión de los accionistas cuente a la hora de elegir los miembros del consejo de administración. Actualmente, según el International Corporate Governement Netwok ningún candidato puede ser eliminado aunque un 99% de los accionistas este en contra.El modelo que quieren seguir es el británico, donde la opinión de los accionistas tiene más peso en los nombramientos.