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CincoSentidos

Puebla de los Ángeles

Se supone que los ángeles tienen buena vista. Esta vez la tuvieron, ya que fueron ellos los que indicaron a los franciscanos, en 1530, dónde había que fundar una modesta puebla: en un valle de tierra fértil, escoltado por cuatro volcanes imponentes, entre ellos el Popocatépetl. Por cierto, esa tierra fue el único barro de calidad que hallaron los españoles para emular la cerámica y azulejos de Talavera; la industria ha teñido de reflejos los edificios, y sigue boyante. Puebla de los Ángeles tenía otra ventaja: era un jalón estratégico para los colonos que penetraban por el puerto de Veracruz, y se internaban fundando misiones y ciudades en el altiplano; hasta llegar a la ciudad de México, distante unos 125 kilómetros de autopista, que se hacen, como quien dice, volando.

Las alusiones y figuras de ángeles son abrumadoras en esta urbe colonial, en la cual, según decían, se podía escuchar misa cada día del año en una iglesia diferente (no es cierto: sólo tiene unas ochenta iglesias, conventos incluidos). Los colonos españoles amasaron la ciudad, pero su mayor trauma histórico no tiene que ver con ellos, sino con la defensa que hizo Puebla de la República frente a la imposición de un habsburgo, el emperador Maximiliano; el 5 de mayo de 1862. El general Zaragoza y 2.000 patriotas derrotaban a un 'invencible' ejército francés tres veces superior. La miel de la victoria duró diez meses; porque entonces volvió el ejército derrotado, esta vez con 30.000 soldados, y tras sitiar la ciudad durante 62 días, entró en ella y celebró un Te Deum en la catedral, para dar gracias a dios de parte del emperador.

Patrimonio de la humanidad

Lo razonable es empezar por el zócalo, la plaza donde se alza la Catedral más grande del país después de la de Ciudad de México

Esos recuerdos más recientes palpitan aún en lo que se llama 'Centro Cívico', un cerro donde se aúpan dos fuertes protagonistas de aquellas batallas, además de un auditorio, un par de museos, un recinto ferial y una plaza de toros. En el 'Centro Histórico', que es el casco antiguo a los pies del cerro, se condensa la vida sin sobresaltos, la rutina de los días y de los siglos. La cual dejó, exactamente, 2.619 edificios civiles y religiosos de mérito, en un área de escasos siete kilómetros cuadrados. Tal condensación aconsejó a la Unesco declarar a Puebla patrimonio de la humanidad.

Ni que decir tiene que si uno pretende verlo todo, o se lo toma con tiempo, o se lo llevan los demonios. Lo razonable es empezar por el zócalo, la plaza donde se alza la catedral más grandiosa del país después de la de Ciudad de México, según planos que Herrera envió para levantar las catedrales de Puebla, México y Cuzco, retocados por Manuel Becerra. Frente a la catedral, el ostentoso palacio del obispo es ahora Palacio Municipal; no se andaban con chiquitas, los señores prelados: don Juan de Palafox (un navarro de Fitero medio santo y visionario, con capilla en Fitero y en la catedral de Burgo de Osma) legó en el siglo XVIII la mejor biblioteca de América en materia de teología y Sagradas Escrituras. Los guiños y recuerdos coloniales son inevitables. En la iglesia de Santo Domingo, a un paso del zócalo, la capilla del Rosario está considerada entre las dos o tres más ricas de México. La Iglesia de la Compañía, la de San Francisco y tantas otras remiten de continuo a las manías de la metrópoli. Estas se hacen especialmente patentes en las calles, repletas de bullicio, de tiendas de cerámica, antigüedades, puestos de fritanga o dulces conventuales -hay una calle, llamada 'de los dulces', donde cada portal es confitería-.

Pero Puebla no está anclada en el pasado. Posee una potente industria -Volkswagen da empleo a unos 20.000 empleados desde hace 50 años - y su reciente y flamante Centro de Convenciones (mucho más que eso) da alas al optimismo, y a la creencia de que Puebla sigue custodiada por aquellos que la fundaron; los propios ángeles.

Guía para el viajero

Cómo ir:Iberia (902 400 500) tiene dos vuelos diarios entre Madrid y México DF. Durante el mes de febrero hay una oferta para volar a partir de 500 euros ida y vuelta, más las tasas de emisión (57 euros). Desde Ciudad de México se puede llegar a Puebla (a 125 kilómetros) en confortables autocares, bien desde el propio aeropuerto, o bien desde los hoteles Del Ángel y Benidorm (5133-2424, extensión 350).Alojamiento: Hotel Camino Real (7 Poniente 105, Centro Histórico, tel. 01 222 229 0909, www.caminoreal.com), alojado en el viejo convento de la Purísima, de 1594, conserva un extraordinario ambiente, con varios patios y habitaciones decoradas con frescos originales. El Sueño (9 Oriente 12, Centro Histórico, 01 222 232 6489, www.elsueno-hotel.com), casona del siglo XVIII renovada de forma que conjuga la base colonial con elementos minimalistas y de diseño, cuenta con spa.Comer: Fonda de Santa Clara tiene abiertos tres comedores: en el Centro Histórico, 3 Poniente 307, tel. 01 222 242 2659; en el centro comercial Angelópolis, Planta Alta, tel. 01 222 225 0203, y en Paseo Bravo, 3 Poniente 920, tel. 01 222 246 1919, cocina poblana, con el mejor mole de la ciudad. Mesón Sacristía de la Compañía (6 Sur, 304, tel. 01 222 232 4513) en el típico callejón de los Sapos, con patio y pianista.Viajes El Corte Inglés ofrece un circuito por México que incluye Puebla con avión, 12 días/11 noches de hotel en régimen de alojamiento, y traslados, a partir de 2.140 euros, tasas aéreas no incluidas. En agencias.

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