Novartis explora nuevas vías para ahorrar costes de I+D
Determinar antes de que un compuesto entre en fase de ensayo clínico si tiene posibilidades de ser efectivo es el empeño de la farmacéutica Novartis en su estrategia de I+D. Los beneficios son muchos, entre ellos no malgastar recursos económicos y de tiempo.
El concepto tradicional de investigación farmacéutica está cambiando profundamente, no sólo en cuanto que se buscan nuevas vías de aproximación a los tratamientos -como puede ser la biotecnología-, sino en que la industria busca acortar el proceso por el que se determina si un potencial medicamento tiene suficientes garantías de seguridad y eficacia.
De hecho, la compañía farmacéutica Novartis se ha propuesto hacerlo en la fase preclínica, es decir, antes de que el compuesto sea probado en animales y posteriormente en personas. Teniendo en cuenta que el coste de desarrollar un fármaco ronda en la actualidad los 800 millones de dólares (unos 700 millones de euros), según cifra el instituto Tufts Center, reducir el proceso que determina si un fármaco es serio candidato para ser comercializado supondría un importante ahorro económico.
De acuerdo con Paul Herrling, director de Investigación Corporativa de esta multinacional suiza, 'cada compuesto que no vaya a funcionar que se pueda eliminar en una fase clínica temprana va a suponer mucho ahorro, el cual puede elevarse a cientos de millones de dólares si el compuesto alcanza la fase III de desarrollo', que es el último paso antes de la aprobación y comercialización de un fármaco.
Esta nueva idea de cómo llevar a cabo el proceso de I+D de un medicamento la está llevando a cabo Novartis desde hace un año y medio y supone un claro cambio de estrategia: 'Limitamos el proceso de investigación y desarrollo a dos fases solamente: una exploratoria y otra de confirmación', señala Trevor Mundel, director de Desarrollo Clínico Exploratorio de Novartis.
El proceso tradicional se divide en tres grandes bloques: una fase inicial de investigación, otra intermedia de seguridad -hasta la fase I de desarrollo- y otra última de desarrollo hasta la fase III, tras la que el producto es aprobado por las autoridades reguladoras y comercializado.
La diferencia del 'nuevo paradigma de la I+D'-tal y como la califica Mundel- radica en comprobar en un estadio más temprano que un compuesto tiene las garantías de seguridad y potencial terapéutico necesarios.
Son muchos los beneficios esgrimidos por Herrling sobre esta nueva estrategia, entre ellos 'entender la enfermedad mejor'. De hecho, este experto explica que 'al comprender la biología de la enfermedad se pueden hacer medicamentos que ataquen a las causas de la enfermedad en vez de ser únicamente sintomáticos'. Otra de las ventajas que expone es la de hacer el medicamento 'más predecible'. Es decir, que tenga menos efectos adversos.
El reto de las enfermedades de países emergentes
Ya no parece factible ignorar las enfermedades que se dan en los países más pobres porque en pocas semanas estarán en nuestras fronteras', asegura Paul Herrling, director de investigación de Novartis.Especial atención presta este científico a las enfermedades emergentes de rápida propagación como el síndrome respiratorio agudo severo (conocido como SARS por sus siglas en inglés), otras no tan recientes como el æpermil;bola y otras ya muy extendidas como el VIH/sida.Herrling pide una reflexión: 'Hay que pensar en cómo va a reaccionar la sociedad ante las próximas enfermedades emergentes', y recuerda que la industria farmacéutica es la única instancia que puede combatir este tipo de enfermedades.De hecho, considera que las farmacéuticas han de prestar una contribución sin ánimo de lucro y pone como ejemplo de ello al Instituto Novartis de Enfermedades Tropicales, situado en Singapur, centrado básicamente en la investigación de tratamientos para dos enfermedades reemergentes: el dengue y la tuberculosis. Novartis invierte en este centro entre 20 y 25 millones de dólares al año.Si bien la responsabilidad social corporativa de las empresas farmacéuticas está en pleno proceso de desarrollo, Herrling advierte que no es una tarea fácil y que las compañías han de hacer la labor previa de convencer a los accionistas de la conveniencia de este tipo de iniciativas.'Si se analiza históricamente -explica Herrling- muchos de los medicamentos han sido descubiertos por médicos con buena formación científica'. En cuanto al futuro éxito de esta iniciativa, Herrling asume que 'todavía está en el comienzo, pero cada vez más vamos encontrando los métodos para analizar esta hipótesis científica'.