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Tribuna
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Las recalificaciones en el mundo del deporte

Las dificultades económicas que atraviesan los equipos de fútbol en los últimos años han sido mitigadas, en algunos casos, por la recalificación del precio del suelo del que los clubes son propietarios. Una política que puede ayudar a superar problemas

Estamos entrando en un nuevo ciclo dentro del fútbol europeo. Después de tener unos años de bonanza, caracterizados por la entrada de dinero fresco aportado por los contratos televisivos, hemos pasado a tener cerca de tres años de paso del desierto, motivados, en parte, por las consecuencias generadas por el sobreprecio pagado por las televisiones y por los fabulosos contratos de los jugadores. Ello ha acarreado el alto endeudamiento de los equipos y, como consecuencia, la falta de movimiento en el mercado de fichajes. Si nos atenemos a las cantidades invertidas en el mercado de invierno, este año ha sido con creces el peor; unas contadas operaciones y cesiones de jugadores a precio cero. En el caso del mercado de verano se gastaron 235 millones de euros: 124 millones el Real Madrid y el Barcelona y lo demás el resto, caracterizados por un claro exceso de oferta de jugadores.

El panorama es un tanto especial, con los asientos de los estadios vendidos, en muchos casos cobrados y gastados, con los ingresos de derechos de televisión reducidos al máximo como consecuencia de un cambio en la manera de negociar los clubes, ¿qué es lo que queda? La profesionalización de la actividad comercial, la diversificación de los productos de entretenimiento y la rentabilización de los activos fijos. El momento es trascendental para algunos clubes, porque la competencia en el campo de juego es muy fuerte y mucho más en los despachos. Dejar pasar oportunidades puede ser similar a dejar pasar el tren de los grandes.

En estos momentos el fútbol es de los acontecimientos sociales que más mueve en el mundo. Muchas ciudades son conocidas porque su equipo juega en competiciones europeas y no es la excusa para cualquier tipo de operación, pero sí para ser conscientes de que el fútbol ha dejado de ser un negocio para muy pocos a convertirse en un motor económico para países que en el presente y en el futuro viven del entretenimiento.

El Real Madrid y el Valencia han sido ayudados por los poderes públicos para fortalecer sus instituciones. Tras largas negociaciones entre el Valencia y el ayuntamiento, cerca de 89.000 metros cuadrados de terreno se recalificarán en una operación urbanística que supera a la que el Real Madrid realizó en su día con la Ciudad Deportiva. La principal diferencia reside en el índice de edificabilidad, que en Valencia alcanza el 1,82, mientras en Madrid se quedó en 1,49 metros cuadrados de techo por cada metro cuadrado de suelo. Esta operación permitirá al Valencia sanear sus maltrechas arcas con unos ingresos que se calculan en 320 millones de euros, 200 más de la deuda que arrastra el club.

El Atlético de Madrid tiene la oportunidad de salir de un círculo vicioso que le ha constreñido durante los últimos siete años, que no le ha permitido realizar a nivel deportivo todo lo que debería por historia haber hecho. Posiblemente, el aficionado pueda pensar que la operación inmobiliaria de venta del estadio Vicente Calderón puede hacer a la familia Gil más rica de lo que es, pero también si se analiza detenidamente se puede llegar a otro tipo de conclusión.

En un nuevo ciclo que comienza -este año es claramente el valle-, los que están preparados en la línea de salida son capaces de competir en el futuro. Puede ser que, por suerte, algún equipo de los que compiten, pero no están preparados, ganen algo, pero sólo será por suerte, porque se necesita estar muy bien preparado para competir sanamente. Lógicamente se necesita tener las mismas armas que tu contrario y esas armas son el apoyo de una gran masa social, ideas brillantes, equipo de dirección eficaz, buenos jugadores y financiación.

Si la operación de venta del estadio lo que facilita es un estadio nuevo, más cómodo y con más posibilidades, una ciudad deportiva para el socio, que sea un lugar de encuentro, de entretenimiento, de futuro; si, por otra parte, se pueden liquidar las deudas pendientes, contando con liquidez para poder comprar buenos jugadores, parece que, junto con un buen equipo directivo, el Atlético de Madrid deja por fin su imagen de equipo pupas para convertirse en un equipo llamado a generar ilusión, en el que muchos podrán identificarse.

Sin esta operación, el club puede perder el tren que están tomando muchos equipos. Y lo que puede ser más relevante, puede empezar a perder sus jugadores más brillantes, porque cuántos años se puede mantener a un jugador estrella sin jugar las más importantes competiciones mundiales. Pero no sólo es eso, al Atlético de Madrid le faltan pocas piezas para conformar un equipo muy competitivo. Ahora las piezas están en el mercado a precios extraordinariamente buenos. Perder esta ocasión significa perder la oportunidad de contar con el equipo del final de la década de 2000.

Profesor del IESE

El Real Madrid y el Valencia han tenido ayuda de los poderes públicos para fortalecer sus instituciones

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