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Pensiones

Una veintena de países ensaya la capitalización total o parcial

Los cambios demográficos y las dificultades financieras de las principales economías están provocando que cada vez más países se replanteen qué hacer con sus sistemas de pensiones. Frente al modelo público de reparto, cada vez son más los que ensayan distintas fórmulas de capitalización en fondos privados.

Recientes estudios se preguntan por qué repentinamente tantos países se han puesto a revisar sus sistemas de jubilación, sobre todo teniendo en cuenta el elevado coste político que tiene cualquier reforma relativa a las pensiones. Los Gobiernos no sólo quieren aliviar el peso que sobre sus recursos tiene el pago de las pensiones de jubilación, sino también contribuir a que sus economías sean cada vez más competitivas en un contexto internacional cada vez más integrado, pero inestable.

Según un estudio elaborado por la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones, son ya 25 los países que han adoptado sistemas de ahorro y capitalización individual.

Este fenómeno, que comenzó en Chile en 1981, se extiende como una mancha de aceite por todo el continente americano y también por Europa del Este. Frente a las 'reformas paramétricas' de países como Alemania, Francia, Italia, España, Canadá, Finlandia, Portugal, Reino Unido o Suecia, entre otros, donde se ha modificado la fórmula utilizada para calcular las prestaciones, bien aumentando la edad de jubilación o el periodo de cotización necesario para cobrar la pensión, América Latina y el Este de Europa apuestan por reformas más radicales.

Dichos países han cambiado la gestión pública por los fondos de pensiones privados, donde las cotizaciones se destinan a rentabilizar una prestación de jubilación. En un sistema de reparto, se destinan a costear las pensiones de los pasivos actuales.

España dijo 'no' al diseño de Piñera

 

 

El 18 de julio de 1996, dos meses después de llegar Aznar al poder, el padre del sistema de pensiones por capitalización presentó su plan en Madrid. El ex ministro de Trabajo y Previsión Social del Chile de Pinochet, José Piñera, diseñó un plan especial para España, financiado por el Círculo de Empresarios y la Bolsa de Madrid, y que sedujo a unos cuantos estudiosos, incluido el secretario de Estado de Economía, Cristóbal Montoro. Pero su inclinación liberal en materia de protección había sido reconducida ya por Martín Villa con el Pacto de Toledo, que consagraba el sistema público de reparto.Piñera tomó el sistema español de pensiones y concluyó que sin reformas las cuentas entrarían en déficit y se acercaría al 4% del PIB en 2020. Por ello proponía un corte a los 45 años, y dejar en el sistema público a los que tuviesen más hasta su fallecimiento con pensión pública. El resto, con una aportación del 10% del salario, financiarían su retiro en un sistema privado de capitalización. Pero mantener el sistema hasta su extinción costaba unas 2,5 veces el PIB. Claramente infinanciable.

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