Una negociación para el futuro
La Confederación Sindical de CC OO afronta la negociación colectiva de 2005 con el objetivo de seguir impulsando la mejora de la estabilidad y de la calidad del empleo. Este objetivo estratégico está estrechamente ligado a otros factores esenciales para la economía española, como la mejora de la productividad, a partir del incremento de la inversión productiva, sobre todo en I+D+i, y la cualificación de los trabajadores. Tratando de compatibilizar esos objetivos con la mejora de la calidad del trabajo y el incremento del poder adquisitivo de las rentas salariales.
Sería conveniente que el inicio de la negociación de los convenios viniese precedido de un nuevo Acuerdo Interconfederal. Con ese objetivo se han comprometido negociaciones entre las organizaciones empresariales y las Confederaciones Sindicales de CC OO y UGT. Porque creemos que dar estabilidad a los objetivos señalados servirá para generar un buen clima de diálogo y concertación en los sectores y empresas, además de ayudar a extender y generalizar medidas positivas para el desarrollo de las relaciones laborales, para la mejora de la competitividad y de las condiciones de trabajo.
En 2005 se tienen que renovar 2.000 convenios colectivos. De los que 1.500 son sectoriales de ámbito diverso y 500 de empresa. Se revisarán además, 2.600 con vigencia superior al año. Una situación que se repite año tras año y que invita a una reflexión en cuanto a la vigencia de nuestro modelo de negociación colectiva. Esto es lo que se hace en la Declaración del 8 de julio de 2004, en la que se parte de reconocer que esta es una materia reservada a la negociación autónoma entre las organizaciones sindicales y empresariales y a estas corresponde, no sólo acordar los contenidos de los convenios, sino en su caso, abordar el proceso de reforma de la propia negociación colectiva.
Las organizaciones sindicales y empresariales estamos emplazadas, junto al Gobierno, a dos negociaciones de gran envergadura para 2005. Una destinada a modificar la situación del empleo en España y otra cuyo objetivo declarado es mejorar nuestro sistema de Seguridad Social. En estas circunstancias y teniendo en cuenta los retos de la actual coyuntura económica, 2005 puede ser un año de transición, de evaluación de objetivos e inicio de toma de posición en los convenios sectoriales, para proceder, en su caso, a abordar la negociación de la reforma de la negociación colectiva en 2006.
Esto será más factible, si en 2005 se consolida el Diálogo Social, del que el Acuerdo Interconfederal es una pieza muy importante.
Los convenios colectivos pueden y deben reforzar las políticas públicas de empleo, adoptando aquellas medidas que pueden ser más eficaces en relación a las características de los sectores y de las empresas. Promover la contratación indefinida; el rejuvenecimiento de las plantillas, la incorporación de mujeres a todo tipo de puestos; la equiparación de condiciones para los trabajadores cedidos en misión y la subrogación en caso de cambio empresarial en contratas y subcontratas son algunas de las medidas que reclamamos en la negociación colectiva para mejorar la estabilidad, calidad y seguridad del empleo.
CC OO mantiene la apuesta por el crecimiento moderado de los salarios, garantizando los incrementos pactados con cláusulas de revisión salarial. Tomar como base la previsión de inflación del Gobierno necesita que ésta tenga credibilidad y contar con mecanismos de garantía que impidan que previsiones erróneas produzcan pérdidas del poder adquisitivo para millones de trabajadores y trabajadoras. La extensión alcanzada por las cláusulas de garantía salarial en los convenios ha ayudado también a sostener el crecimiento del consumo interno y, por ende, de la economía. Por ello, el mantenimiento de las cláusulas de revisión y la ampliación de su cobertura, es un factor esencial de la política salarial que debe desarrollarse en los convenios de 2005.
El incremento constante de los niveles de competitividad empresarial requiere importantes transformaciones en el modelo productivo y organizacional de las empresas y conlleva, a menudo, cambios significativos en la organización del trabajo, anticiparse a los cambios, adoptando medidas adecuadas y suficientes en las empresas exige que estas sean consensuadas con las organizaciones sindicales, establecidas y concretadas en los convenios colectivos. Esta es la manera más inteligente y eficaz de abordar la discusión sobre los elementos de flexibilidad interna, alternativos a la externa que se manifiesta en forma de destrucción o deterioro de la calidad del empleo.
La negociación colectiva en España requiere también de un mayor desarrollo de los instrumentos de participación sindical en relación con los sistemas de organización del trabajo, en particular en lo que se refiere a la organización y distribución de la jornada. La información, consulta, negociación, seguimiento, evaluación, son mecanismos de participación que deben concretarse en el marco de los convenios y adecuarse a la realidad actual, donde las organizaciones sindicales más representativas son, en la práctica, el referente principal para la representación de los trabajadores y trabajadoras.