Líder en la empresa, ¿y también en su casa?
Mandar es gobernar y gobernar es ir delante mostrando el camino. La necesidad de conciliar la vida personal y laboral ha ido escalando posiciones en el mundo de la empresa. Primero fueron las mujeres las que reclamaron compatibilizar la educación de los hijos y el desarrollo de una actividad profesional. Hoy son los directivos varones los que exigen tiempo y una nueva forma de ejercer el liderazgo.
'La hora de los líderes absolutos ha pasado', anuncia Nuria Chinchilla, profesora con una amplia experiencia docente en la escuela de negocios IESE. 'Los consejos de administración reclaman para dirigir las corporaciones hombres y mujeres honestos, capaces de trabajar en equipo, de escuchar, de ponerse en el lugar del otro, de delegar y de mostrar el camino. En definitiva y en sentido etimológico, líderes capaces de educar'.
La conciliación ha puesto frente a frente a dos instituciones que durante siglos caminaron dándose la espalda, y ya comienzan a oírse las primeras voces que exigen no sólo recuperar 'los refugios afectivos', como los denomina Javier Fernández Aguado, socio director de la consultora Mind Value, sino dirigir la empresa como se gobierna la familia.
'No se puede ser de una manera en la empresa y de otra en casa, eso se llama esquizofrenia'
En opinión de Nuria Chinchilla, 'sólo alguien que es buen padre o buen esposo puede ser un buen gestor empresarial'. A su juicio, hay competencias estratégicas, como la visión del negocio, esto es, la capacidad para ver las oportunidades de crear riqueza, que son exclusivas del ámbito económico, pero el resto -la integridad, la planificación, la empatía, la delegación o el trabajo en equipo- son 'habilidades comunes y muy necesarias en los dos campos de juego'.
El debate está abierto. No todos los expertos comparten las reflexiones de Chinchilla, algunos incluso consideran un error el intercambio de roles. 'Hay gente que tienen habilidades directivas para gobernar una compañía, pero carece de cualidades para gobernar su hogar, y eso se debe a la diferencia lógica que existe entre una institución y otra. En la empresa se está, en la familia se es. Intentar aplicar la lógica de un ámbito en el otro termina produciendo disfunciones', advierte Javier Fernández Aguado.
El socio director de Mind Value marca con trazo gordo una línea divisoria: 'El líder empresarial debe gestionar el éxito, rodearse de los mejores profesionales y apartar a los empleados improductivos; el gestor familiar tiene que aprender a administrar el fracaso, perdonar siempre y olvidar una y otra vez los errores de sus seres queridos'.
Pilar Gómez Acebo, presidenta de la Federación Española de Mujeres Directivas y Empresarias, disiente. Afirma con rotundidad que el liderazgo será ejercido con mediocridad si el hombre o la mujer administra la empresa sin sentimientos. 'El punto de partida de cualquier decisión en la vida debe estar en el corazón y después pasar por la cabeza, no al revés'. Y este principio no debe olvidarse cuando se gobierna una sociedad anónima. 'Corazón sólo, no, porque entonces caeríamos en el sentimentalismo, pero cabeza exclusivamente, tampoco, porque a nuestras decisiones les faltaría vida'.
Gómez Acebo advierte sobre los perjuicios que están acarreando la falta de sentimientos y voluntades. 'En la actualidad se han disparado las separaciones matrimoniales entre los directivos jubilados. La razón es bien simple: estos ejecutivos han pasado 30 años fuera de su casa y cuando vuelven a ella pretenden dirigirla como antes gobernaron la empresa, y sus cónyuges no lo toleran'. La clave es saber estar y ser en cualquier ámbito de la vida, afirma Gómez Acebo. 'Cuanto más integral es la persona más confianza trasmite a la organización', señala.
Carlos López, director de Reclutamiento de Iberdrola, recuerda que 'no se puede ser de una manera en casa y de otra en la empresa. A eso se le llama esquizofrenia'. A su juicio las habilidades para dirigir estas dos instituciones son las mismas, lo que varía es el ritmo de aplicación. 'En la empresa hay que ver la jugada con mucha rapidez y tomar con diligencia las decisiones. En la familia cualquier resolución lleva su tiempo'.
El consultor Jaime Pereira, ex director de recursos humanos de Sanitas y padre de seis hijos, señala tres cualidades fundamentales del líder: el espíritu de servicio, la capacidad para transmitir entusiasmo y saber dar juego. Es decir, ser un buen entrenador. 'Cuando el líder triunfa en la empresa y falla en la familia es siempre por un exceso desmedido de ambición'.
Comodines y comodones
'A las mujeres se nos pide que seamos comodines, a los hombres nadie les critica si son unos comodones'. El juego de palabras de la profesora Nuria Chinchilla saca a relucir las diferencias entre hombres y mujeres a la hora de compatibilizar las responsabilidades profesionales y familiares.José Aguilar, vicepresidente de la Asociación Internacional de Estudios sobre Management, reconoce que 'el hombre es extremadamente reacio a diversificar sus cometidos, y eso habitualmente va en detrimento de su dedicación familiar'. Aguilar descarta cualquier explicación biológica y ahonda en las motivaciones culturales.Chinchilla, sin embargo, asegura que el cerebro del hombre y el de la mujer no son iguales: 'El masculino está más preparado para generar alternativas, para proponer vías de acción; el de la mujer es más capaz de anticipar consecuencias'. Por eso es importante, a su juicio, que los comités de dirección de las empresas estén formados por hombres y por mujeres. 'La labor conjunta siempre es más enriquecedora', concluye.El consultor independiente Jaime Pereira atribuye 'a la presión social y al hábito' el afán del directivo español por permanecer doce horas en el despacho, y no encuentra ninguna justificación de índole operativa. El ex director de recursos humanos de Sanitas elogia las maneras de IBM, la compañía dirigida por Amparo Moraleda, pionera en el desarrollo del teletrabajo.José Aguilar recuerda que cualquier buen directivo aprende rápidamente qué tareas no se pueden delegar, 'y educar a los hijos es una de ellas'.