Sebastián defiende un IRPF con un tipo único del 30%
El jefe de la Oficina Económica de Presidencia de Gobierno, Miguel Sebastián, cree que el IRPF debería reformarse implantando un tipo único del 30%, suprimiendo las deducciones y elevando el mínimo exento hasta 12.000 euros. Un modelo que, según sus cálculos, permitiría mantener la recaudación y la progresividad del impuesto.
En el debate sobre la reforma del IRPF abierto en el seno del Gobierno socialista, hay voces que abogan por la implantación de un tipo único de gravamen. La más destacada es la de Miguel Sebastián, jefe de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno con rango de secretario de Estado.
En un artículo incluido en el libro Estudios en homenaje a Luis Ángel Rojo, presentado ayer, Sebastián expone detalladamente su diagnóstico sobre el actual IRPF: 'Injusto, ineficiente, enormemente complejo, obsoleto e ineficaz en términos de recaudación'. Como alternativa propone implantar un tipo único que se aplicaría a todas las rentas (independientemente de si proceden del trabajo o del capital) y suprimir todas las deducciones.
El análisis, firmado por Sebastián y por el economista Manuel Díaz, ha sido elaborado tomando como base datos de la Memoria Tributaria de 2001, y fue escrito en febrero de este año, antes del triunfo del PSOE en las elecciones. Realiza simulaciones partiendo de dos condiciones previas: que no se pierda recaudación y que se mantenga la progresividad del impuesto.
El economista afirma que este modelo es progresivo y no reduce la recaudación
Con los resultados obtenidos, el jefe de la Oficina Económica de Presidencia propone sustituir los seis tramos actuales del impuesto (con tipos marginales que varían del 15% al 45%) por un único tipo de gravamen del 30%.
La progresividad del impuesto se aseguraría con un mínimo exento muy superior al de ahora. En la actualidad, no debe hacer declaración quien cuente con rentas de trabajo inferiores a 22.000 euros anuales y un único pagador. Además, los que sí están obligados a presentarla, disfrutan de un mínimo exento en el impuesto (tributa a tipo cero) de 3.400 euros, con carácter general.
El mínimo exento propuesto por Sebastián se elevaría a 12.000 euros anuales para sacar así a una buena parte de contribuyentes con rentas bajas. La simplificación del modelo se obtendría, además de por el tipo único, con la eliminación de todas las deducciones actuales, entre ellas la existentes por compra de vivienda y por aportaciones a planes de pensiones.
Sebastián contempla también la posibilidad de que, en vez de aplicar un único tipo de gravamen, se añadiera al 30%, un 'recargo de cinco puntos'. De esta forma habría dos tipos, el general, al 30%, y otro especial para rentas más altas.
Esta segunda propuesta, implicaría dos tramos, 'rompiéndose las ventajas de la sencillez del tipo único', según el economista. Además, 'apenas recaudaría 300 millones de euros, debido al exiguo numero de contribuyentes en este nivel de renta (140.000 declarantes)'.
Los portavoces del Ministerio de Economía y Hacienda, encargado de diseñar la reforma, prefieren no pronunciarse sobre la propuesta de Sebastián. Solbes se inclina por un recorte en el número de tramos del IRPF, todavía por cuantificar.
Ganadores y perdedores
Sebastián estima que en su propuesta habría muchos ganadores (12 millones de contribuyentes), los de rentas más bajas. Pero también habría perdedores, los que cuenten con deducciones de vivienda y estén situados entre los 15.000 y 51.000 euros anuales de renta. Estos (las rentas medias más altas) pagarían hasta un 4% más. 'Compensar esta pérdida para que ningún contribuyente se viera perjudicado con la reforma tendría un coste recaudatorio anual de 2.300 millones de euros, ya que la deducción media en estos tramos ronda los 1.000 euros. Compensar esta pérdida, que políticamente sería razonable, implicaría renunciar a la equidad horizontal y vertical que se pretende con el tipo único', indica.Sebastián insiste en que los que perderían 'serían los que ahora que están pagando menos que otros contribuyentes de igual renta y que no tienen derecho a deducción' por vivienda o planes de pensiones. Otro punto polémico de la propuesta es que el último tramo de contribuyentes, con rentas más altas, también saldría ganando, al recortarse sensiblemente su tipo marginal del 45%.