Los señores del viento
Gracias a una poderosa industria local, España se ha convertido en el segundo productor del mundo en energía eólica. El impulso se frenará si no se solucionan los problemas técnicos en la red
El pasado 12 de marzo, el último Consejo de Ministros del Gobierno del Partido Popular aprobaba in extremis el Real Decreto 436 sobre producción de energías en régimen especial, en el que se establecían, por primera vez, mecanismos de retribución que proporcionaban estabilidad a las inversiones de un sector en continuo crecimiento. Las presiones de las empresas agrupadas en la Plataforma Empresarial Eólica (PEE), que representa el 85% de la potencia instalada e incluye a fabricantes, asociaciones regionales e instituciones financieras, dieron sus frutos, pero el decreto sembró el descontento entre los productores de otras energías renovables, como la biomasa o los purines, cuyas primas salían muy perjudicadas y que 'tienen fuertes pérdidas', según fuentes de una compañía eléctrica.
La nueva ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, prometió, incluso antes de tomar posesión de su cargo, que corregiría el error modificando el polémico decreto, conocido familiarmente en el sector como 'el 4, 3, 6'. De hecho, la Secretaría General de la Energía, en colaboración con el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), están trabajando en la modificación de esta norma y, lo que es más importante, en un nuevo plan de energías renovables.
La metodología aprobada por el anterior Gobierno para retribuir las energías especiales permitía cumplir con los objetivos oficiales: la cobertura de la demanda con este tipo de energías pasaría del 16% actual a casi el 33% en 2010 y garantizaría inversiones por 15.000 millones hasta esa fecha. En otras palabras, la tarifa destinaría en siete años unos 30.000 millones de euros para remunerar las energías limpias, al pasar a representar el 28% de la misma.
'El triunvirato de gestión funciona por el respeto y la confianza que nos tenemos'
Sin embargo, con la llegada del PSOE al Gobierno, los objetivos se han hecho más ambiciosos y el propio ministro de Industria, José Montilla, ha prometido ampliar la potencia en energía eólica de los 13.000 MW que fija la actual planificación energética (un 12% del total de la energía primaria renovable) a 20.000 MW. Pero las empresas van más allá y acaban de reclamar 23.000 MW para 2010, lo que supondría cubrir el 18,5% de la demanda bruta eléctrica. Este objetivo se puede conseguir 'gracias al potencial eólico terrestre que todavía tiene España y a la capacidad de inversión del sector', asegura Fernando Ferrando, director de Gamesa Energía y presidente de la PEE.
Entre fabricantes y generadoras, el sector da empleo a 23.000 personas y se incrementaría en otros 34.000 empleos si se cumplen las peticiones de las empresas, ya que la actividad está en manos de unas 300 empresas nacionales, según la PEE.
Ante la acusación de otros productores de energías especiales de que la eólica es una actividad protegida, el propio ministro de Industria ha reconocido públicamente que 'el sector eólico ha resultado ser el único dentro de las tecnologías de producción con energías renovables que ha cumplido los objetivos establecidos en el plan de fomento de estas energías'. Otras fuentes del Gobierno consideran que 'la ventaja de la energía eólica es que necesita menos prima que las demás' y entienden que su fuerte impulso se debe a que en España 'el eólico es un sector empresarial muy poderoso y está muy cerca del umbral de la rentabilidad, a diferencia de otras renovables'. Además, añaden, 'es un sector tecnológicamente más maduro'. Según datos del Ministerio de Industria, a finales de este año se prevé superar los 7.500 MW de esta energía en funcionamiento, con lo que España ascenderá al segundo puesto en producción, en términos de potencia instalada, adelantando a Estados Unidos y sólo por detrás de Alemania. Además, existen actualmente una docena de tecnologías comercialmente disponibles, cinco de las cuales son españolas y otra más con transferencia tecnológica.
A favor de Kioto
Uno de los argumentos de las empresas del sector para solicitar más parques eólicos es que esta energía 'evitará 19,2 millones de toneladas de CO2 al año sustituyendo centrales de carbón', según datos de la PEE. Sin embargo, el secretario general para el Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri, señala que 'debemos evitar ofrecer la sensación de que las energías renovables van a solucionar los problemas energéticos y medioambientales'. En su opinión, éstas deben ir acompañadas de ciclos combinados y de una contención de la demanda de energía'. Al fin y al cabo, pese a los importantes crecimientos anuales, las energías en régimen especial representaron el año pasado un 8% sobre la demanda bruta, de la que entre un 2% y un 3% fue eólica.
Por otra parte, las nuevas peticiones de potencia del sector se topan con dos importantes barreras: unas de carácter técnico, pues la eólica no es una energía base y cuando no se produce hay que sustituirla, y otras de carácter político circunscrito a las comunidades autónomas.
En Red Eléctrica de España (REE) señalan que sin que se resuelvan los problemas que los parques eólicos provocan en el sistema (se desacoplan cuando hay caídas de tensión), es difícil que se pueda incrementar la potencia. Para buscar soluciones el gestor de la red de transporte ha creado un grupo de trabajo con la PEE y la Comisión Nacional de la Energía. Un portavoz de REE señalan que los trabajos van encaminados 'a maximizar la integración de la energía eólica en la planificación del sistema'. Tal como aseguraba recientemente el presidente de la compañía, Luis Atienza, en una entrevista, 'hay soluciones, pero no estamos hablando de voluntad política, sino de leyes de la física que establecen restricciones sobre la capacidad de determinar nudos y del funcionamiento de las protecciones'. La escasa garantía de potencia que ofrece la energía eólica se agrava en el caso de España, donde las interconexiones internacionales, a diferencia de la primera potencia, Alemania, son muy escasas. Y, como señala Atienza, 'el problema es que las previsiones de potencia eólica se han hecho sobre la base de que los aerogeneradores estaban adaptados tecnológicamente para soportar huecos de tensión', esto es, que no se desconecten por inestabilidad en la red.
En cuanto a los aspectos políticos, el desarrollo de parques eólicos se ha encontrado con la resistencia de organizaciones ecologistas locales, que están en contra de su impacto visual sobre el paisaje, y de las trabas de algunos Gobiernos autónomos. De hecho, las instalaciones se concentran en tres comunidades, Galicia, con 1.600 MW de potencia instalados; Castilla-La Mancha, con 1.070 MW, y Castilla y León, 925 MW. Por su parte, hay tres comunidades donde no se ha levantado ninguno: Madrid (no hay generación posible) y Cantabria y Extremadura, en estos casos por razones de carácter político.
El Gobierno cántabro considera que el impacto visual perjudica a su industria turística, y el de Extremadura, que está elaborando una normativa al respecto, quiere obligar a los promotores que quieran instalarse a ofrecer 'ventajas económicas para la región que, con la central nuclear de Almaraz, es excedentaria de electricidad', según su director general de Energía, Alfonso Perianes. También la Comunidad Valenciana ha querido fijar unos criterios racionales con un plan eólico que, hasta ahora, ha dado escasos frutos.
Una energía con prima
1 Las energías en régimen especial absorben el 20,35% de la retribución del sector eléctrico vía tarifa, según los datos de la Comisión Nacional del la Energía correspondientes a 2003. Esta remuneración es similar a la que recibe la actividad de la distribución (regulada) que supuso el 21,39%.2 Las energías renovables, que suponen un 8% de la demanda eléctrica bruta, de la que entre un 2% y un 3% corresponde a la eólica, entran automáticamente (sin pujar) en el mercado mayorista de la electricidad. En el caso de la energía eólica, a coste cero.3 Frente a las críticas a estas ventajas que lanzan los productores de otras de energías convencionales o de otras fuentes renovables no eólicas (biomasa, fotovoltaicas, lodos o purines), los defensores argumentan que la energía del viento hay que primarla en una primera etapa, porque en el futuro, una vez rentabilizadas las inversiones y cuando madure tecnológicamente, no necesitará subvenciones. Las críticas también han ido contra las eléctricas que ofrecen energía verde, pues supone el pago de una doble prima.
REE quiere evitar los problemas que los parques causan al sistema eléctrico
Red Eléctrica de España (REE) y la Plataforma Empresarial Eólica, asociación mayoritaria del sector en la que participan Iberdrola y Gamesa, han formado un equipo de trabajo para encontrar soluciones a los problemas de gestión que plantean los parques eólicos en la red. Teniendo en cuenta que cuando no sopla el viento, que suele ser en situaciones anticiclónicas de frío o calor, esto es, de mayor demanda de energía, los aerogeneradores no funcionan, el principal problema de los parques es que no ofrecen garantía de potencia al sistema y no cubren los huecos de tensión. Aunque hay equipos avanzados que lo aguantan, la mayoría se acaban desconectando.Además, al ser una energía que no se puede programar con antelación, REE necesita una potencia de respaldo o firme (por ejemplo, térmica) que supla las oscilaciones. En estos momentos, según fuentes del gestor de la red de transporte, los modelos de previsibilidad son poco fiables y sólo alcanzan las seis horas. El decreto 436 de energías renovables obliga a la prevención del viento y, en estos momentos, hay seis o siete empresas que ofrecen programas de predicción. Además, uno de los inconvenientes que plantean ahora los parques es su concentración en determinadas zonas y la práctica inexistencia en otras.De la mejora de la gestión de este tipo de energía depende también su expansión futura. Los responsables de la a Plataforma Eólica, que han reclamado para 2010 hasta 23.000 MW, reconocen que esta energía 'no sirve para recuperar la tensión' y que 'con más potencia se agravaría el problema'. En su opinión, hay que renovar las protecciones, reduciendo los límites de tensión y adaptando las máquinas.Desde el punto de vista tecnológico, la compañía que preside Luis Atienza considera que la solución está también en una mejora de los programas de predicción del viento, del diseño de las máquinas y de las propias subestaciones, para que puedan soportar las oscilaciones.Con todo, las empresas consideran que también 'se corre un riesgo si no se da tiempo a que madure la tecnología, y se presiona a los fabricantes para ofrecer nuevas máquinas'.
Luis Atienza
Para el presidente de REE, el problema es que las previsiones de potencia se han hecho pensando que los aerogeneradores podían soportar tecnológicamente los huecos de tensión
Gamesa, el tercer fabricante mundial
El impulso que vive la energía eólica en España se explica por la existencia de una poderosa industria, que encabeza la filial eólica de Gamesa. Tras la compra a Endesa de Made Tecnologías Renovables, Gamesa se ha convertido en el tercer fabricante de aerogeneradores del mundo, sólo por detrás de las danesas Vestas y de la alemana Enercon, con un 15% del mercado.En total, en España conviven más de 300 empresas que participan en las diferentes etapas de la cadena de valor: desde los fabricantes de componentes y equipos (entre los que se encuentran, además de la propia Gamesa, ABB, Alstom y Ecotencia) hasta los promotores (Iberdrola, Cesa o EHN) y los productores (en general, todas las compañías eléctricas, con Iberdrola a la cabeza, con 3.000 MW de potencia).Gamesa Eólica, cuya facturación ha crecido a tasas del 15% y el 30% anual (la matriz ha anunciado, sin embargo, un descenso del resultado del 4% este año), tiene 12 fábricas en España y 2.154 empleados. La compañía, que abandonó en su día la actividad de generación para centrarse sólo en fabricación, vende parques llave en mano. Un 31% de su capital es de la Corporación IBV (controlada por Iberdrola y BBVA)