Ocho días de infarto en el BBVA

Sacyr Vallehermoso lleva desde hace meses preparando su entrada en el BBVA con un claro objetivo: convertirse en su principal accionista y así 'formar un núcleo estable' en el segundo banco del país. Pero fue el pasado 22 de noviembre cuando los responsables de la constructora decidieron poner en marcha la maquinaria para lograr sus objetivos. Ese día, el presidente de Sacyr Vallehermoso, Luis del Rivero, se reunió con el consejero delegado del BBVA, José Ignacio Goirigolzarri.

En esa reunión, Del Rivero le comunicó a Goirigolzarri que Sacyr controla un 8,1% del capital del banco, y le pidió cinco puestos en su consejo de administración, según explican fuentes del banco. El consejo del BBVA está compuesto por 16 miembros, aunque uno de los puestos está vacante. Ante esta situación, el consejero delegado del BBVA prefirió eludir el asunto, y le comunicó al presidente de Sacyr que volvería a hablar con él sobre el proyecto de Sacyr cuando acreditase la participación que controla en el banco a los organismos competentes.

Es entonces cuando comienzan a encenderse las alarmas en el BBVA. Lo que llevaba semanas rumoreándose en el mercado comienza a tomar forma. Sacyr quiere entrar en el consejo del BBVA. Goirigolzarri habla inmediatamente con Francisco González, quien interpreta que se ha puesto en marcha una operación de derribo contra él.

Sacyr celebra su consejo pensando que cuenta con el plácet del Gobierno

La constructora hace público su proyecto a petición de la Comisión de Valores

Tras esta reunión, los responsables de Sacyr deciden activar los resortes políticos. Quieren contar con el beneplácito del Gobierno, algo fundamental que presentar al consejo de la constructora para que apoye la operación. En juego está la aprobación de una ampliación de capital por 1.100 millones de euros necesarios para conseguir sus objetivos.

Así, el miércoles, Del Rivero y Vicente Benedito, director general de Sacyr y ex directivo del BBVA, se reúnen en La Moncloa con Miguel Sebastián, asesor económico del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Le comunican sus intenciones de entrar en el BBVA.

Ese mismo día, Sacyr Vallehermoso celebra su consejo de administración. Y para sorpresa de varios de los accionistas más modestos de la constructora, Del Rivero les plantea la compra de un 3,1% del capital del BBVA, para lo que es necesario realizar una ampliación de capital de 1.100 millones de euros. Pese a que alguno de los asistentes no ve con muy buenos ojos la entrada de la constructora en el banco, la operación consigue salir adelante. Otra cosa es que algunos de sus accionistas de referencia al final decidan inyectar fondos para cubrir la operación, según aseguran fuentes directas del consejo de Sacyr. Y añaden que Del Rivero no fue tan claro como era de desear para aprobar una operación de ese calibre. El proyecto no fue sometido a votación, explican las mismas fuentes.

Un día después, el jueves, según unas fuentes, y el viernes según otras, Del Rivero, ya con el apoyo de su consejo, busca el plácet del vicepresidente económico, Pedro Solbes. Pero tras explicarle su proyecto, Solbes adopta una posición fría y neutral, según todas las fuentes consultadas. Tras aquella reunión, el vicepresidente llamó a Francisco González para comunicarle los detalles de su entrevista con Del Rivero. González estaba en Barcelona, donde un día después se celebraba el consejo de administración del BBVA.

A partir de ese momento, las especulaciones sobre una posible dimisión de González corrieron como la pólvora. El viernes, en Barcelona, el presidente del BBVA presentaría su dimisión sin resistencia. En el recuerdo de todos estaba la reciente renuncia de Alfonso Cortina como presidente de Repsol YPF.

Pero González ya había comenzado a diseñar su estrategia. No es presa fácil. Y a los hechos hay que remitirse. Hace justo tres años, el banco pasó por uno de los peores momentos de la historia de la entidad, tras descubrirse unas cuentas paralelas a la contabilidad del banco. Este caso desembocó en la salida de todos los consejeros procedentes del antiguo BBV. Y González se quedó como presidente único.

El consejo celebrado el viernes en Barcelona 'fue muy tranquilo', afirma un portavoz del BBVA. González no sólo no dimite. 'Nadie se va rendir; el consejo es una piña', aseguran tanto un portavoz del banco como un consejero. Las declaraciones coinciden.

Mientras, Del Rivero se entrevista con el subgobernador del Banco de España, Gonzalo Gil. El gobernador, Jaime Caruana, está en Brasil. Gil no adopta tampoco una posición muy definida. Y el lunes se reúnen finalmente con Caruana, quien horas más tarde les remite una carta explicándoles la posición del Banco de España.

También el lunes ponen la operación en conocimiento de la CNMV, en un escueto hecho relevante, a requerimiento de su presidente, Manuel Conthe. Pero Conthe no se da por satisfecho. Pide más información. Y Sacyr hace público su proyecto un día después. En esta comunicación a la CNMV no se cita ni a Juan Abelló ni a Demetrio Carceller, ambos accionistas de Sacyr, que estarían dispuestos a participar en la operación a título individual, según fuentes de la empresa.

Ayer también se producen las primeras reacciones políticas. El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, reconoció que conocía las intenciones de Sacyr Vallehermoso, aunque hasta ayer no ha sabido los términos exactos de la operación. Blanco dijo a Antena 3: 'Nosotros somos muy respetuosos con las empresas, con sus consejos, con sus accionistas y, por lo tanto, observamos desde la distancia este planteamiento, que creemos que es legítimo y que, por lo tanto, quienes lo plantean están en su derecho de poder hacerlo'.

El diputado del PNV, Pedro Azpiazu, asegura que 'nadie debería decir nada sobre esta decisión, porque, en principio, es sólo de Sacyr', y por lo tanto, 'no sería sensato tratar de interferir y opinar'. En la misma línea se pronunció la portavoz del Gobierno Vasco, Miren Azkarate. El diputado de CiU, Josep Sánchez Libre, pidió que no se politice la operación, para evitar así 'una contaminación del sistema financiero español'.