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Tribuna
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Un problema de miopía económica

La herencia económica recibida del Gobierno del PP por el PSOE no es mala en términos cuantitativos, pero sí cuando se analiza en términos cualitativos, según la autora, quien subraya una serie de carencias a las que debe hacer frente ahora el nuevo Ejecutivo

Los dirigentes del PP han criticado los Presupuestos Generales del Estado para 2005 que califican de virtuales y carentes de un modelo económico, en contraposición a la bondad de su política presupuestaria. Aceptando que la herencia económica recibida en términos cuantitativos no ha sido mala, no es así cuando se analiza en términos cualitativos. No han abordado las necesarias reformas estructurales para asegurar un crecimiento a largo plazo basado en la competitividad de nuestros productos y en la productividad de los factores, no han elaborado un modelo de crecimiento que apueste por la eficiencia energética y por la sostenibilidad de nuestra economía, no han desarrollado una política turística que permita hacer frente a la competencia creciente de otros países, han conseguido que el acceso a la vivienda se convierta en un auténtico problema para una amplia capa de la población y, aunque ha crecido el empleo, éste lo ha hecho con una gran precariedad. En definitiva, la política económica del PP ha gozado de buena propaganda pero también de una gran miopía que sólo les permitió ver bien de cerca pero no de lejos. Veamos.

La defensa a ultranza del déficit cero para cada ejercicio presupuestario carece de sentido. La estabilidad presupuestaria no debe ser un objetivo en sí mismo sino una restricción, pero no para cada ejercicio económico sino a lo largo del ciclo. Los socialistas tenemos como objetivo maximizar el crecimiento económico a largo plazo para asegurar el bienestar social de los ciudadanos de las generaciones presentes y futuras y la igualdad de oportunidades. La política económica se convierte, pues, en un instrumento para conseguir el fin último que no puede ser otro que el de lograr el bienestar social. Para ello, se debe asegurar una estabilidad contracíclica en donde la composición del gasto y de los ingresos se oriente a maximizar el crecimiento a largo y no el déficit cero año a año. Esa es la política que, dentro del margen de maniobra disponible, ha instrumentado el Gobierno socialista en sus primeros Presupuestos y en la que ahondará en los próximos.

La política del Gobierno del PP no se ha basado en mejorar la productividad de los factores y la competitividad de nuestros productos, que son las variables clave para asegurar la prosperidad a largo plazo de cualquier país y que es lo que defiende nuestro modelo de crecimiento económico. Así lo demuestra la evolución de nuestro sector exterior, con un comportamiento contractivo sobre el crecimiento del PIB y la evolución de la productividad, cuyas tasas de crecimiento han sido inferiores a la de nuestros socios europeos como muestra el hecho de que en 1995 se situaba en el 95,7% de la media comunitaria de la UE-15 y en 2003 en el 93,5%.

El Presupuesto que ha elaborado el Gobierno se orienta a maximizar el crecimiento a largo plazo, y no el déficit cero año a año

Siguiendo con la miopía, tampoco puede decirse que el Gobierno anterior se haya preocupado por la sostenibilidad medioambiental. El protocolo de Kioto lo firmó el Gobierno de José María Aznar, pero parece que fue una firma virtual, ya que España es el país de la UE más alejado en el cumplimiento de objetivos.

El aumento permitido en el tratado de las emisiones de gases de efecto invernadero para el periodo 2008-2012 es, para España, de un 15% respecto a las que producía en 1990, año de referencia para todos los países. Pues bien, ahora mismo, España supera en un 40% los niveles de 1990. Ha habido que esperar hasta el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para empezar a poner remedio a esta situación con la aprobación del Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión para el periodo 2005-2007.

También se ha carecido de un diseño estratégico en medidas de eficiencia energética, por lo que mientras nuestros socios comunitarios hacían sus deberes, nosotros nos convertíamos en el país con mayor dependencia y más vulnerable ante una subida de los precios del petróleo, como a la que ahora estamos asistiendo, aunque el PP vaticinaba que con la guerra de Irak bajarían los precios. De nuevo su miopía.

Respecto a su actuación en algunos sectores públicos su política ha sido la del avestruz. En este caso, ni tan siquiera querían ver el corto plazo. Así nos encontramos con la herencia recibida en Izar, una empresa naval en crisis y en situación de quiebra técnica por la concesión de unas ayudas públicas contrarias a las normas de la competencia europea, a sabiendas de que eran ilegales, y cuya devolución exige Bruselas.

Nosotros, como ha comprometido el presidente del Gobierno, resolveremos el problema dentro de las reglas de la competencia, sin cerrar ningún astillero y sin dejar a ningún trabajador a su suerte.

También está el caso de RTVE, que el PP recibió con una deuda acumulada de 264.000 millones de las antiguas pesetas y devolvió con una deuda superior al billón de pesetas y con una programación que nada o poco tiene que ver con un servicio público de calidad y de apuesta por la cultura, la tolerancia y la defensa de los valores democráticos. Afortunadamente se notan los cambios en la programación y en el talante.

Finalmente, en cuanto a la credibilidad del cuadro macroeconómico previsto en los PGE para 2005 y su repercusión en la estabilidad presupuestaria, conviene recordar que el PP rectificó sus previsiones a la baja en cada uno de los tres últimos ejercicios presupuestarios y hasta nueve décimas en 2002. Además, como se concluía en un informe elaborado por el anterior equipo del Ministerio de Hacienda, una rebaja de cinco décimas en el crecimiento del PIB afectaría sólo en una décima al resultado presupuestario. Entonces, ¿por qué produce ahora tanto desasosiego en el PP una hipótesis de desviación máxima de cuatro décimas, desde un 3% previsto por el Gobierno hasta el 2,6% que es la hipótesis menos favorable estimada por Bruselas? ¿Será que además de miopía padecen de amnesia?

En consecuencia, parece evidente que la política económica del Partido Popular ha obedecido más a la virtualidad y a la propaganda que al buen hacer. Nosotros apostamos por un modelo de crecimiento sólido y equilibrado, actuando hoy pero pensando en el mañana, y los resultados, con el trabajo de todos, nos darán la razón.

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