Reforma neutra
Si hubiera necesidad de subir impuestos, diría 'vamos a subir los impuestos' y no 'simplifiquemos el código tributario para colar un aumento de impuestos'. No es mi estilo. No creo que necesitemos subirlos'.
Son palabras de George W. Bush tras declararse su victoria. El presidente ya ha señalado que sus prioridades económicas serán la reforma (privatización) de la Seguridad Social y la del Código Tributario. Además, no quiere perder tiempo. Por lo que respecta a la legislación tributaria, dijo que nombrará inmediatamente un panel de estudio que eleve al Tesoro una propuesta que, con respecto a los ingresos sea neutra, es decir, que no los aumente en su conjunto.
Las líneas generales de la reforma, inspiradas por la Casa Blanca, son la simplificación del código, el cierre de agujeros legales, el incentivo al ahorro y la inversión y, pese a haberse hablado de mantener la progresividad fiscal, se oyen comentarios a favor de un impuesto nacional sobre ventas y uno lineal a las rentas.
Los economistas avisan que la neutralidad significa que lo que para unos sea una bendición tributaria, para otros será una desgracia por el encaje de las subidas y las bajadas. Para inversores y ahorradores puede ser beneficioso, para los consumidores, menos. Además, los observadores políticos intuyen que en este delicado proceso de reforma de la fiscalización de la actividad económica, los lobbies estarán atentos a la defensa de su causa, lo que dificultará el cierre de todos los agujeros legales. Aunque el presidente no ha hecho mención a ello, se espera que una de las cuestiones que se aborde sea el futuro del impuesto AMT. El Alternative Minimun Tax se creó en 1969 para asegurar que un muy pequeño porcentaje de contribuyentes ricos pagarían a Hacienda una cierta cantidad. Este impuesto no se ajusta a la inflación y por ello crece el número de contribuyentes afectados por él. En 2005 serán 3,5 millones los que deban pagar el AMT y 18,6 millones en 2006. Ajustarlo reencauzaría el espíritu del impuesto, pero se dejaría de ingresar medio billón de dólares en 10 años. Todo un dilema.
Lo que el panel resuelva se verá el año que viene, ya que el presidente quiere acelerar la reforma. Pero, en cualquier caso, él tiene las cuentas claras. Bush cuenta con que fluya más dinero a la caja federal gracias al crecimiento económico, que en parte se conseguirá con la modernización del código tributario. Con ello espera hacer frente a retos como el envejecimiento de la población, la sanidad y el coste de su política exterior, por ejemplo. Además, quiere reducir el déficit a la mitad en 2009.
No todos comparten su optimismo. El dólar acelera su desplome, pese a que la teoría de la Casa Blanca estima que las reformas fiscales para mimar el ahorro y la inversión serán beneficiosas para la Bolsa y la economía, lo que a su vez debe atraer capital extranjero y evitar la caída brusca del billete verde. De paso, se sufragaría el déficit por cuenta corriente sin tener que subir los tipos.
Pero no todos creen esta secuencia de hipótesis. Tras la fuerte depreciación de la divisa el viernes, en Wall Street se decía que los inversores extranjeros creen que la caída seguirá por el efecto de los déficit y porque existe la convicción de que no se reducirán. Se recuerda que Ronald Reagan, inspirador de Bush, confió en la misma matemática y terminó subiendo los impuestos.